La campaña de Donald Trump solicita una serie de medidas de seguridad adicionales debido a las amenazas a su integridad, buscando protección similar a la de un presidente en funciones.
En Washington, la campaña del ex presidente Donald Trump ha solicitado la implementación de diversas medidas de seguridad adicionales, incluyendo activos militares, en conversaciones mantenidas con la Casa Blanca y el Servicio Secreto debido a las amenazantes situaciones que ponen en riesgo su seguridad.
De acuerdo con cuatro fuentes cercanas al asunto, estas discusiones han surgido en respuesta a la creciente inquietud de algunos asesores de Trump, quienes sienten que su capacidad para realizar actos de campaña se ve limitada por las amenazas que enfrenta, afectando su libertad de viajar y su participación en mítines públicos.
En el contexto de estos requerimientos, Susie Wiles, asesora principal de la campaña de Trump, ha explicado en intercambios recientes con el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Jeff Zients, y el director interino del Servicio Secreto, Ronald L Rowe Jr., que el ex presidente se ha visto obligado a trasladar, reprogramar o incluso cancelar eventos clave debido a las restricciones en los recursos disponibles por parte del servicio.
Entre las peticiones formuladas por la campaña figura la instalación anticipada de cristales a prueba de balas en los estados más cruciales donde se espera que Trump lleve a cabo la mayor parte de su campaña electoral.
Además, se ha solicitado una expansión de las restricciones temporales de vuelo sobre las residencias de Trump y los lugares donde se lleven a cabo sus eventos.
El equipo de Trump está buscando que su protección sea equiparable a la que recibe el actual presidente, Joe Biden.
Sin embargo, se les ha informado que se le está otorgando el nivel más alto de protección disponible; no obstante, es importante destacar que ningún candidato o ex presidente recibe el mismo nivel de seguridad que un presidente en funciones.
Trump ha sido blanco de dos intentos de asesinato en los últimos cuatro meses, además de una supuesta conspiración de asesinato relacionada con individuos vinculados a Irán.
La comunidad de inteligencia ha mantenido informado al equipo de campaña sobre el interés activo de Irán en hacer daño a Trump.
El miércoles, el congresista republicano Michael Waltz, miembro de la fuerza de tarea que investiga los intentos de asesinato contra Trump, escribió una carta al Secretario de Defensa, Lloyd Austin, y a otros altos funcionarios de la administración, instándolos a proporcionar aviones de transporte militar para Trump.
Waltz, quien es ex miembro de los Berets Verdes, argumentó que, aunque dichos aviones son muy solicitados, "proteger la vida de un ex presidente y candidato independiente significativo justifica su uso en el tiempo que queda hasta las elecciones presidenciales, que son menos de un mes".
La situación actual refleja el creciente nivel de tensión en la política estadounidense, en la que la seguridad de los candidatos se ha vuelto una preocupación prominente.
Recientes encuestas han mostrado que la popularidad de Trump continúa en aumento dentro de los círculos republicanos, aunque las divisiones en el electorado son evidentes.
Mucho ha cambiado desde los días del mandato de Trump, en los que cualquier discusión sobre su seguridad era menos acuciante, y esta situación marca un nuevo capítulo en la tumultuosa historia política reciente de los Estados Unidos.