La relación entre Donald Trump y la familia real británica podría influir en la diplomacia entre Estados Unidos y el Reino Unido.

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Londres: Desde que la ciudadanía estadounidense ha mostrado su respaldo a Donald Trump para un segundo mandato en la Casa Blanca, analistas y diplomáticos de diversas partes del mundo han comenzado a reflexionar sobre cómo lograr que el magnate vuelva a prestar atención a sus aliados.

Recientemente, en un evento diplomático llevado a cabo en Londres con un toque australiano, se planteó una interesante propuesta sobre cómo el Reino Unido podría incrementar su influencia con la próxima administración estadounidense.

Según Joe Hockey, exministro de Finanzas de Australia y embajador en EE. UU., la figura que podría ser instrumental en esta estrategia es el rey Carlos III.

A pesar de que algunos británicos en la reunión mostraron escepticismo ante esta sugerencia, recordando la actual postura del rey con respecto al cambio climático, es difícil obviar la curiosidad que Trump ha demostrado hacia la realeza británica.

Durante la campaña electoral en EE. UU., un video que se volvió viral muestra a Trump hablando con entusiasmo sobre el rey Carlos y su relación con la familia real.

En el metraje del programa 'The Art of the Surge', que documenta su regreso político, Trump no escatima en elogios hacia la realeza británica. Muestra un álbum de fotografías en el que aparece junto a la reina Camila y el rey Carlos, enfatizando lo impresionantes que son estas imágenes y su singularidad, preguntándose '¿quién tiene imágenes como estas?'.

Este tipo de coqueteo entre figuras políticas puede resultar esencial en momentos de tensión geopolítica. Históricamente, Estados Unidos y el Reino Unido han mantenido una relación especial, notoriamente estrecha desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, las fluctuaciones políticas han puesto esta relación a prueba en más de una ocasión, especialmente durante las administraciones que han tenido visiones divergentes sobre temas clave como el cambio climático y el comercio internacional.

El hecho de que un presidente estadounidense esté dispuesto a escuchar a figuras de la realeza británica podría abrir nuevas puertas en las negociaciones diplomáticas y comerciales, lo que resulta crucial en un contexto global cada vez más complejo.

Recordemos que, en el pasado, figuras internacionales han cruzado caminos para suavizar tensiones, y en este aspecto, la realeza británica ha mostrado ser un agente de influencia efectivo.

El compromiso de la monarquía británica con los problemas globales puede resonar favorablemente en la conciencia de los nuevos líderes estadounidenses, especialmente si estos muestran un interés genuino por la cultura y las tradiciones británicas.

No obstante, sigue siendo incierto si este enfoque dará los resultados esperados, pero en un tiempo donde la diplomacia es más relevante que nunca, el vínculo entre Trump y el rey Carlos podría ser una herramienta a considerar para el Reino Unido en su esfuerzo de mantener una regulación favorable en las políticas estadounidenses.