El reconocido politólogo Francis Fukuyama reconoce que su percepción sobre Donald Trump fue errónea y reflexiona sobre las implicaciones de este fenómeno en la democracia.

Francis Fukuyama, el célebre politólogo y autor del influyente libro "El fin de la Historia y el Último Hombre", ha admitido recientemente que se equivocó respecto a su análisis del ex presidente estadounidense Donald Trump.

Aunque Fukuyama vaticinó la llegada de Trump de una manera que muchos consideraron prematura, reconociendo su capacidad de perturbar el orden democrático, ha llegado a la conclusión de que su visión fue limitada.

Como muchos saben, un episodio de la popular serie de televisión "Los Simpson" avistó la posibilidad de una presidencia de Trump en el año 2000, nada menos que 16 años antes de que se consumara su elección.

Sin embargo, Fukuyama había anticipado el potencial disruptivo de Trump en la política estadounidense prácticamente ocho años antes de esa profecía animada.

En su obra de 1992, Fukuyama describe a figuras como Trump como individuos insatisfechos con las ofertas tradicionales de la democracia, anhelando un reconocimiento que trasciende lo meramente cívico.

En su mirada, la búsqueda de reconocimiento personal, denominado "thymos" por los griegos antiguos, es esencial para entender la atracción que ejerce la democracia.

Sin embargo, algunos, como Trump, demandan no solo igualdad, sino también una superioridad que desafía el principio democrático de que todos somos iguales ante la ley.

Este fenómeno fue nombrado por Fukuyama como "megalotimia".

La buena noticia, según Fukuyama, era que en un sistema democrático, un individuo que deseaba destacar podría canalizar su ambición a través de la acumulación de riqueza en lugar de buscar el poder autoritario: "Lo bueno de tener una economía capitalista es que, en lugar de ser un dictador, podrías ser un multimillonario", señalaba Fukuyama, usando a Trump como ejemplo.

Este análisis sugirió que el capitalismo podría ofrecer una válvula de escape para las tensiones inherentes a la búsqueda de estatus superior.

Sin embargo, a medida que la política estadounidense ha evolucionado, Fukuyama se dio cuenta de que su comprensión no abarcaba del todo la ambición de Trump.

"Poco sabía en aquel entonces que Trump no se contentaría con solo ser un multimillonario, si es que lo es.

No sería suficiente para él", confesó Fukuyama.

Este reconocimiento abre un debate profundo sobre el futuro de la democracia en un contexto donde figuras como Trump no solo buscan poder, sino dominación, desafiando los principios que establecen la igualdad de todos en una democracia.

La obra de Fukuyama, aunque raramente leída, ha provocado un ferviente debate durante décadas.

Su afirmación sobre que el liberalismo democrático y el capitalismo son la evolución definitiva del gobierno humano, se ha visto puesta a prueba no solo por la figura de Trump, sino por el camino que ha tomado la política global.

En este contexto contemporáneo, la lucha entre el ideal democrático y los ímpetus de figuras como Trump se convierte en un tema crítico que continúa moldeando el discurso político a nivel mundial.