La investigación del ataque a Donald Trump en un mitin revela que sus heridas fueron causadas por una bala, a medida que se despejan las dudas sobre el incidente.

Washington: Casi dos semanas después del atentado contra Donald Trump, el FBI ha confirmado que un disparo impactó en la oreja del expresidente.

Esta declaración busca aclarar las versiones contradictorias respecto a cómo se produjeron las lesiones tras el ataque en un mitin en Pensilvania, donde un tirador abrió fuego.

Según la afirmación oficial del FBI, "lo que hirió al expresidente Trump en la oreja fue una bala, ya fuera entera o fragmentada en piezas más pequeñas, disparada desde el rifle del individuo fallecido".

Trump, quien se presentó sin el vendaje que llevaba después del ataque, hizo gestos hacia la multitud durante el evento Turning Point Believers’ Summit.

Esta declaración del FBI representa el relato más claro proporcionado por las autoridades tras una serie de comentarios ambiguos efectuados por su director, Christopher Wray, que parecieron generar dudas sobre si Trump realmente fue impactado por una bala, lo que provocó la ira del expresidente y sus aliados, alimentando teorías de conspiración que han prosperado en ambos flancos del espectro político.

Previo a esta aclaración, los agentes federales que participaban en la investigación, incluidos el FBI y el Servicio Secreto, se habían mostrado reacios a ofrecer información acerca de las causas de las heridas de Trump.

La campaña del expresidente también ha evitado hacer públicos los registros médicos del hospital donde fue tratado inicialmente y no ha puesto a disposición a los doctores que lo atendieron para realizar preguntas.

La información ha provenido mayormente del propio Trump o de Ronny Jackson, su antiguo médico en la Casa Blanca, quien ahora representa a Texas en el Congreso.

Aunque Jackson ha estado atendiendo a Trump desde la noche del atentado, ha sido objeto de un considerable escrutinio y no es su médico de cabecera.

En una intervención posterior en un evento el viernes en West Palm Beach, Florida, Trump recibió abucheos por parte del público al describir una posible hipótesis que sugería que había sido impactado por cristales o esquirlas en lugar de por una bala.

Esta situación refleja la creciente tensión entre el candidato republicano y el FBI, una entidad que podría estar bajo su control nuevamente en caso de resultar electo.

Durante años, Trump y sus partidarios han acusado a las fuerzas del orden federal de ser utilizadas en su contra, acusaciones que Wray ha negado consistentemente.

Este incidente marca un momento crítico en la campaña de Trump, ya que las circunstancias que rodean el ataque podrían influir en la percepción pública hacia él y su viabilidad electoral.

La legitimidad de los informes del FBI puede tener un impacto significativo en la confianza del electorado, especialmente en un clima político tan polarizado como el actual.

Es importante recordar que, en la historia reciente de Estados Unidos, los ataques contra figuras políticas no son un fenómeno raro; sin embargo, este nivel de especulación y controversia en torno a un expresidente es inusual.

La próxima resolución de esta crisis podría establecer un precedente importante para el futuro de la política estadounidense.