La iglesia Word of Faith de Carolina del Norte ha sido parte de la campaña de Donald Trump, pero su historia de prácticas controvertidas genera dudas.

En una reciente manifestación política, el expresidente Donald Trump llamó la atención hacia un grupo de mujeres de Carolina del Norte, resaltando su presencia en las reuniones de campaña.

Estas mujeres, parte de la iglesia Word of Faith Fellowship, han estado acompañando a Trump en su camino hacia la reelección.

El exmandatario mencionó con aprobación que muchas de estas mujeres habían asistido a casi 250 eventos, lo que, según él, indicaba que tenían recursos financieros.

Sin embargo, la iglesia Word of Faith ha sido objeto de controversia durante décadas.

Fundada en la pequeña localidad de Spindale, Carolina del Norte, la congregación, que cuenta con aproximadamente 4,238 habitantes, se caracteriza por su enfoque carismático y sus prácticas intensivas de oración.

Estas prácticas, que son denominadas como 'oraciones fuertes' o 'oraciones intensivas', han sido criticadas por exmiembros de la iglesia, quienes han relatado episodios de agresiones físicas durante estas sesiones.

La técnica, que busca expulsar el 'mal' de los individuos, consiste en rodear a la persona objetivo y gritarle durante un periodo prolongado.

A pesar de los testimonios de quienes han vivenciado estas experiencias, los líderes de la iglesia han descalificado estas afirmaciones, asegurando que son exageraciones o malentendidos.

La controversia sobre Word of Faith no es nueva.

Desde 1995, cuando el programa de televisión 'Inside Edition' realizó un reportaje sobre la congregación, hasta un libro publicado en 2020 tras una serie de investigaciones de dos reporteros de Associated Press, el grupo ha sido el foco de atención mediática.

Numerosos exmiembros han compartido las duras condiciones a las que se enfrentaron dentro de la iglesia, incluyendo violencia física, aislamiento y un ambiente controlado en sus vidas.

Un ejemplo notable es el caso de Matthew Fenner, quien fue víctima de agresiones en 2013 cuando tenía 19 años, simplemente por ser gay.

Fenner relató cómo los líderes de la iglesia justificaron este tratamiento brutal, intentando imponer una narrativa de corrección divina.

Este tipo de testimonio ha sido recurrente entre aquellos que han decidido abandonar la iglesia, y sus relatos ilustran la estructura opresiva que ha caracterizado a Word of Faith.

A medida que el ciclo electoral avanza, la relación entre grupos religiosos como la iglesia Word of Faith y figuras políticas como Trump probablemente seguirá generando debates en el ámbito público.

La lealtad de estos grupos podría ser un elemento clave en la balanza electoral, aunque las implicaciones de sus prácticas y sus efectos sobre sus miembros plantean cuestiones éticas y morales que no pueden ser ignoradas.

La mezcla de política y religión en Estados Unidos siempre ha sido compleja, y casos como el de Word of Faith evidencian la necesidad de un escrutinio más profundo sobre las organizaciones que se involucran en la esfera pública.

El desafío radica en equilibrar la libertad de culto con la protección de los derechos individuales, un debate que parece estar lejos de resolverse.