El presidente surcoreano Yoon Suk Yeol ha impuesto ley marcial en respuesta a actividades anticulturales de la oposición política, en un acontecimiento histórico que no ocurría desde hace más de 40 años.
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, anunció el martes por la noche la imposición de ley marcial a nivel nacional, citando actividades "antiestatales" de su oposición política como justificación.
Esta medida marca la primera declaración de ley marcial en el país en más de cuatro décadas, generando alertas sobre la salud de la democracia surcoreana.
A consecuencia de esta declaración, tropas fueron desplegadas alrededor del edificio de la Asamblea Nacional en Seúl, donde se desató un caos tras un voto mayoritario en contra de la ley marcial de parte del Parlamento nacional.
Ante esta situación, el presidente Yoon informó que daría marcha atrás a esta orden y retiraría las fuerzas militares involucradas, pero los incidentes de violencia ya habían comenzado, con enfrentamientos entre el personal de la Asamblea Nacional y los efectivos militares.
La ley marcial implica que el ejército sustituye temporalmente al gobierno civil en situaciones de emergencia, y es generalmente invocada en tiempos de guerra, rebelión o desastres naturales.
Según la Constitución surcoreana, el presidente tiene la facultad de declarar ley marcial cuando es necesario para hacer frente a una amenaza militar o para mantener la seguridad y el orden público.
No obstante, tanto el estatus de ley marcial como su implementación deben ser revisados por el gabinete nacional.
Yoon designó al General Park An-su como comandante de la ley marcial, quien ha prohibido completamente todas las actividades y manifestaciones políticas.
Entre las decisiones más controversiales se encuentra la orden de reintegración de médicos en formación que se encontraban en huelga, lo que ha desatado aún más críticas por la restricción a los derechos laborales y de protesta.
Este tipo de medidas tienen un trasfondo histórico en Corea del Sur, donde el gobierno militar ha sido una parte complicada de su historia.
Entre 1961 y 1987, el país vivió bajo un régimen autoritario que se justificaba en situaciones de peligro interno, lo cual dejó cicatrices en la memoria colectiva.
La Revolución de 1987 fue un movimiento significativo que condujo a la democratización, pero el temor a la repetición de tales eventos persiste en la sociedad surcoreana, especialmente en momentos de crisis.
Los eventos actuales han suscitado intensos debates sobre la naturaleza de la democracia en el país y el papel del ejército en la política.
Los críticos de la acción de Yoon han alertado sobre el peligro de erosionar laslibertades civiles y la democracia en un momento en que la polarización política ya es significativa.
En conclusión, la declaración de ley marcial en Corea del Sur plantea serias preguntas sobre el futuro de la democracia en este país.
Con un vasto legado de tensiones políticas y el deseo de muchos por un sistema de gobierno estable, es imperativo que el presidente Yoon y su administración manejen esta crisis con un equilibrio adecuado entre la autoridad y los derechos civiles.