El reciente intento de establecer una ley marcial por parte del presidente Yoon Suk Yeol desata protestas en Corea del Sur, reflejando la oposición ciudadana a medidas autoritarias.
Una joven confrontó a las tropas surcoreanas esta semana al grito de "¿No tienen vergüenza?" mientras se disputaba el cañón de un rifle con un soldado.
Ahn Gwi-Ryeong, portavoz del partido opositor Democrático, se volvió viral en un video que evidencia la resistencia del pueblo surcoreano ante la reciente declaración de ley marcial por parte del presidente Yoon Suk Yeol.
Este incidente se produjo cuando las fuerzas militares fueron enviadas a bloquear el acceso de los políticos a la Asamblea Nacional, que buscaba anular la impopular medida horas después de que se anunciara.
El video de Ahn se ha convertido en un símbolo de la fuerte oposición a cualquier intento de regresar a un pasado autoritario, un temor que resuena profundamente en muchos surcoreanos.
Sin embargo, los momentos de tensión también fueron acompañados por imágenes menos difundidas donde varios soldados expresaban disculpas a los manifestantes.
La mayoría de los efectivos no deseaban estar en el frente de una confrontación y simpatizaban con el descontento de la población.
La situación política en Corea del Sur recuerda la tendencia autoritaria de algunos líderes y el deseo por un gobierno representativo entre sus ciudadanos.
La declaración de ley marcial por parte de Yoon el 3 de diciembre, bajo el pretexto de proteger al país de amenazas norcoreanas y eliminar elementos antiestatales, fue rápidamente revocada tras la votación de la Asamblea que rechazó tales medidas.
En solo un día, y observando el creciente descontento, los partidos de oposición presentaron un proceso de juicio político en su contra.
Actualmente, Yoon enfrenta un futuro incierto, con varios miembros de su partido alejándose de él.
La historia política de Corea del Sur está marcada por líderes que han terminado sus mandatos en medio del escándalo o la ira popular.
Desde la expulsión de Syngman Rhee tras la revolución de abril de 1960, hasta el caso de Park Geun-Hye, quien fue destituida y encarcelada por un escándalo de influencia en 2017, la lista es extensa.
La tendencia sugiere que los presidentes surcoreanos a menudo encuentran la caída como destino inevitable.
La reciente declaración de ley marcial parece más un intento de Yoon de enfrentar sus desafíos políticos internos que de responder a amenazas externas.
El escándalo financiero que envuelve a su esposa y sus frecuentes meteduras de pata han debilitado aún más su posición.
Después de que los partidos opositores tomaran el control de la Asamblea Nacional, Yoon ha visto recortado su presupuesto, convirtiéndose en un presidente prácticamente impotente.
En noviembre pasado, su popularidad cayó al 17%.
Es importante recordar que hasta 1987, Corea del Sur vivió bajo un régimen militar opresivo, donde la tortura y el asesinato eran prácticas cotidianas.
Las similitudes entre la situación actual y esa oscura época son inquietantes.
La introducción de la ley marcial por parte de Yoon implica la suspensión de la autoridad civil, prohibición de actividades políticas y protestas, así como el control estatal de los medios.
Esto refleja un panorama que muchos pensaron que había quedado atrás después de los años de dictadura militar que acabaron en 1987.