Singapur es conocido por su sistema de cuotas de propiedad de automóviles, lo cual hace que tener un coche sea extremadamente costoso.
Singapur es conocido como el lugar más caro del mundo para ser propietario de un automóvil.
Con una población de 6 millones de habitantes, la isla tiene un sistema de cuotas de propiedad de automóviles que limita el número de vehículos en las carreteras.
Esta medida se implementó para evitar la congestión del tráfico que afecta a muchas otras ciudades asiáticas.
A diferencia de otras ciudades, donde cualquiera puede comprar un automóvil siempre y cuando tenga el dinero, en Singapur es necesario obtener un certificado de titularidad para poder ser propietario de un coche.
Esta restricción ha generado precios exorbitantes en el mercado de automóviles.
Recientemente, un conductor de Grab (la versión de Singapur de Uber) sorprendió a un par de niños con su conocimiento sobre coches de lujo.
Cuando los niños señalaron un Bentley estacionado frente a ellos, el conductor les dijo que ese coche costaba más de un millón de dólares.
Los niños quedaron asombrados por el alto precio.
No es solo la marca Bentley la que está fuera del alcance de la mayoría de las personas en Singapur, sino que todos los automóviles tienen precios elevados debido al sistema de cuotas.
Por lo tanto, esta isla se ha convertido en un lugar donde tener un coche es un símbolo de estatus, pero también un privilegio que solo unos pocos pueden permitirse.
A pesar de los altos precios, muchos singapurenses todavía optan por tener un coche.
Esto se debe a que el sistema de transporte público, aunque eficiente, no siempre satisface todas las necesidades de la población.
Por lo tanto, tener un coche es una forma de garantizar la comodidad y la flexibilidad en los desplazamientos diarios.
En conclusión, Singapur es conocido por ser el lugar más caro del mundo para ser propietario de un coche.
El sistema de cuotas de propiedad de automóviles ha llevado a precios exorbitantes en el mercado de automóviles y ha convertido la posesión de un coche en un símbolo de estatus y privilegio para unos pocos.
Aunque es costoso, muchos singapurenses todavía optan por tener un coche para garantizar comodidad y flexibilidad en sus desplazamientos diarios.