Científicos han descubierto bacterias y hongos en la atmósfera a 3 kilómetros de altura en Japón, lo que podría tener implicaciones en la propagación de enfermedades.

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Nueva York: Aunque el cielo no parezca un lugar ideal para buscar vida, en la década de 1920, los científicos volaron en aviones sobre Estados Unidos y capturaron esporas flotantes.

Cien años después, la atmósfera sigue siendo un entorno enigmático.

Recientemente, un equipo de investigadores ha reportado que en vuelos realizados sobre Japón, a altitudes de hasta 3.000 metros, se encontraron cientos de tipos diferentes de bacterias y hongos.

Los científicos estimaron que estos microorganismos habían viajado aproximadamente 2 kilómetros hacia arriba en el momento en que fueron capturados.

Lo más intrigante de este estudio es la posibilidad de que algunas de estas especies sean capaces de causar enfermedades en los humanos.

"Un tercio de las bacterias y una porción ligeramente mayor de los hongos podrían considerarse patógenos potenciales para el ser humano", afirmó Xavier Rodó, ecólogo computacional del Instituto de Salud Global de Barcelona, quien lideró esta investigación.

A lo largo de 10 vuelos sobre Japón, el equipo descubrió una variedad de bacterias y hongos que habitan en estas altitudes.

Los patógenos hallados a gran altitud podrían ser un factor en la propagación de enfermedades a nivel global.

Sin embargo, Rodó advirtió que este nuevo estudio no proporciona evidencia directa de que los microorganismos de gran altitud puedan ocasionar brotes humanos al aterrizar en el suelo.

No obstante, sugirió que podría haber indicios de que los vientos están ayudando a la dispersión de enfermedades.

"Esto es algo que merece atención", señaló.

La idea de estos vuelos surgió a partir de la investigación de Rodó sobre una condición enigmática conocida como la enfermedad de Kawasaki, que provoca fiebre, erupciones cutáneas y, en algunos casos, ataques cardíacos mortales.


Durante mucho tiempo, ha habido debate entre los investigadores sobre si esta enfermedad es causada por un patógeno, un sistema inmune defectuoso o una combinación de ambos.

Los casos de la enfermedad de Kawasaki suelen presentarse en brotes.

Rodó y sus colaboradores notaron que en Japón las oleadas frecuentemente ocurrían cuando los vientos soplaban desde el noreste de China.

Curiosamente, cuando esos mismos vientos llegaban a California, también se registraban incrementos en los casos.

"No esperábamos que los vientos jugaran un rol tan importante, pero los resultados fueron realmente sorprendentes para mí", comentó Rodó. La región de China de donde provenían estos vientos alberga numerosas granjas masivas y operaciones ganaderas, además de minas a cielo abierto.

La investigación sugiere que podría estar viajando algo en esos vientos, algo que podría ser vivo.

"Así que pensé, vamos a seguir la pista de lo que sea que esté allí", agregó Rodó.

Su equipo utilizó un avión Cessna para volar a través de las masas de aire que se movían desde China sobre el Mar de Japón.

La aeronave alcanzó la troposfera libre, una capa donde las masas de aire pueden desplazarse rápidamente a largas distancias.

Se abrió una entrada en un lado del avión, permitiendo que el aire fluyera hacia un tubo que conducía a un filtro donde se capturaron las partículas en el aire.

Este estudio aporta nuevos conocimientos sobre la interacción entre la atmósfera y posibles agentes patógenos, dejando abiertas muchas preguntas sobre la salud pública y el medio ambiente.