La FBI revela que hackers iraníes enviaron correos electrónicos con información robada del equipo de Trump a la campaña de Biden.

En un momento crucial de la carrera electoral hacia la presidencia de Estados Unidos, un informe reciente de la FBI ha revelado que hackers iraníes intentaron inmiscuirse en la campaña de Joe Biden.

Estos cibercriminales enviaron correos electrónicos no solicitados a personas relacionadas con la campaña del entonces candidato demócrata, en un aparente intento de interferir en las elecciones de 2024.

Los correos fueron enviados entre finales de junio y principios de julio y contenían fragmentos de información robada del equipo de campaña de Donald Trump.

Según el comunicado oficial emitido por la FBI, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional y la Agencia de Ciberseguridad e Infraestructura, estos mensajes emplearon material no público que había sido sustraído.

A pesar del ataque, las autoridades han señalado que no hay evidencia de que los destinatarios respondieran a estos correos, ya que muchos los consideraron intentos de spam o phishing.

La campaña de Kamala Harris, quien también es parte de la candidatura presidencial de Biden, calificó estos correos como "una actividad maliciosa inaceptable y no bienvenida". Es relevante señalar que los correos fueron recibidos antes de que la campaña de Trump admitiera públicamente haber sido hackeada, lo que ha llevado a cuestionar si los destinatarios sabían la fuente de la información.

Este anuncio es parte de un esfuerzo más amplio por parte del gobierno estadounidense para poner de manifiesto las tácticas de interferencia electoral atribuibles a Irán, que se intensificaron en los últimos meses.

Las agencias federales han vinculado este ataque cibernético con una campaña de hackeo y filtración, que se ha relacionado con Teherán.

Además, la FBI ha utilizado recientemente cargos criminales, sanciones y advertencias públicas para iluminar las acciones de adversarios extranjeros que intentan influir en la elección.

Esto incluye una acusación contra un esfuerzo encubierto ruso para propagar contenido pro-Rusia en las audiencias estadounidenses.

Este caso contrasta significativamente con la respuesta del gobierno en 2016, cuando la administración Obama fue criticada por no haber sido clara sobre la interferencia rusa que se detectó en benefició de Trump, mientras competía contra la demócrata Hillary Clinton.

En esta ocasión, la respuesta ha sido más decidida, buscando desmantelar estrategias que amenazan la confianza de los votantes en el proceso electoral.

Más allá de los intentos de interferencia directa en las campañas, tanto la campaña de Trump como la de Biden enfrentan un contexto donde la desinformación y los ataques cibernéticos están a la orden del día, alimentando divisiones en la sociedad estadounidense.

En las últimas 48 horas, se informó que la FBI comunicó a los asesores de Trump que la información hackeada por Irán había sido enviada a la campaña de Biden, lo que acentúa la preocupación sobre la seguridad cibernética en un ciclo electoral ya de por sí tenso.