Durante una reciente visita a Pekín, el Tesorero australiano Jim Chalmers se enfrenta a la realidad del alto desempleo juvenil en China, que afecta a las aspiraciones laborales de la nueva generación.

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Recientemente, regresé de un viaje que incluyó una estancia de siete días en Pekín, donde tuve la oportunidad de obtener un codiciado visado de periodista que las autoridades chinas habían concedido con cuentagotas a los reporteros australianos en los últimos cuatro años.

Esta visita coincidió con la estancia de Jim Chalmers, Tesorero de Australia, quien llegó a la capital china para una serie de reuniones que se convirtieron en una misión para examinar cómo la desaceleración económica de China impactará a Australia.

Como parte de este viaje, pude observar de primera mano el estado fluctuante de la economía china, mientras el presidente Xi Jinping intenta implementar su agenda de "modernización al estilo chino", con el objetivo de convertir al país en una superpotencia tecnológica.

Según esta visión, la manufactura avanzada, las energías limpias y la inteligencia artificial serán los motores del crecimiento, mientras que se reduce la dependencia del colapsado sector inmobiliario.

Sin embargo, existen retos significativos en este camino.

En una feria de empleo en el centro de Pekín, hablé con jóvenes trabajadores que se presentaban en un salón de exposiciones con sus currículos en mano, deseosos de encontrar una oportunidad en estos pujantes sectores del futuro.

Estos jóvenes enfrentan niveles récord de desempleo, que este año alcanzaron un 18,8% entre los de 16 a 24 años, según el Buró Nacional de Estadísticas.

Esta situación no solo refleja la grave crisis laboral, sino que también ha desencadenado un sentimiento de desánimo entre la juventud respecto a sus perspectivas laborales.

Li Qing, una mujer de 27 años que anteriormente trabajaba en el sector de la fabricación de electrónica, ha estado sin empleo durante los últimos dos meses.


Durante ese tiempo, ha enviado más de 50 solicitudes de empleo, logró ser entrevistada en 10 ocasiones, pero no obtuvo ninguna oferta efectiva.

Este es solo un ejemplo de una generación que se siente atrapada en un ciclo de incertidumbre y falta de oportunidades.

La situación actual en China recuerda momentos históricos en los que las crisis económicas han marcado el rumbo del país.

Recordemos que, tras la explosión de la burbuja inmobiliaria en 2014, el gobierno chino ha estado luchando por diversificar su economía y fomentar el crecimiento en sectores más sostenibles.

Sin embargo, la rápida urbanización y el exceso de capacidad manufacturera han complicado los esfuerzos por crear empleo significativo en las nuevas industrias.

Durante su visita, Chalmers hizo un llamado a fortalecer las relaciones económicas entre Australia y China, subrayando la importancia de entender cómo las tendencias económicas en China pueden repercutir en las economías regionales.

Con el aumento del desempleo juvenil y el descontento generalizado, la capacidad de China para adaptarse a su nueva realidad económica será fundamental no solo para su futuro, sino también para el de sus socios comerciales en todo el mundo.

Así, mientras el Tesorero australiano se reúne con sus homólogos en Pekín, la realidad de los jóvenes desempleados en las ferias laborales resuena, recordándonos que detrás de las cifras económicas hay historias humanas que anhelan una oportunidad adecuada para prosperar.