Una campaña de recaudación de fondos para una fiesta en Carolina del Norte ha generado reacciones mixtas entre los estudiantes y la comunidad.

Chapel Hill, Carolina del Norte: La imagen de un grupo de miembros de fraternidades protegiendo una arrugada bandera americana durante las protestas por la guerra entre Israel y Hamás se volvió viral el pasado primavera.

Este episodio tuvo lugar en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, donde un grupo de aproximadamente dos docenas de jóvenes se interpusieron frente a manifestantes pro-palestinos que intentaron retirar la bandera en un momento de creciente tensión.

Repúblicanos, incluido el expresidente Donald Trump, rápidamente utilizaron este evento en sus discursos y publicaciones.

Sin embargo, la atención máxima se dirigió a una campaña de recaudación de fondos de GoFundMe, que fue creada por John Noonan, un excolaborador de varios políticos republicanos en Washington.

En la página de GoFundMe, Noonan manifestó que había llegado una “horda marxista no duchada” a los campus universitarios y que los “Brohemians” de la UNC habían defendido a la bandera americana de este asalto.

Con el lema de “una fiesta para ellos”, Noonan recaudó en menos de una semana un total de 476.000 euros, una suma que sus seguidores consideran impresionante.

La recaudación se utilizará para una gran fiesta que Noonan ha denominado “Flagstock”, programada para un día festivo nacional en el aparcamiento de la oficina de la Legión Americana en Chapel Hill.

Se esperaban artistas musicales afines a Trump para amenizar el evento, el cual prometía cerveza, música country y la participación de diversas organizaciones fraternales.

Sin embargo, a pesar del entusiasmo desbordante que rodea al evento, este ha generado descontento en el campus de Chapel Hill, sobre todo entre algunos de los propios miembros de la fraternidad que se encontraban junto a la bandera durante el incidente de abril.

En entrevistas realizadas antes de la fiesta, varios integrantes de la fraternidad Alpha Epsilon Pi, que representa a la comunidad judía, expresaron su frustración al ver que los fondos recaudados se destinarían a una celebración en lugar de a obras benéficas.

Insistieron en que preferirían que una parte considerable del dinero recolectado se donara a organizaciones judías o esfuerzos humanitarios en Gaza.

Uno de los estudiantes, Oliver Levine, presidente del capítulo de Alpha Epsilon Pi, afirmó: “Sentimos que la fiesta se siente insensible, dados los dolorosos eventos asociados con el conflicto entre judíos y palestinos, que aún continua.” Además, critico la forma en que sus acciones fueron utilizadas para construir una narrativa en torno a ellos como héroes de derecha, lo que consideró una distorsión de la realidad y un desdén hacia quienes estaban realmente involucrados en los hechos.

La controversia resalta un tema recurrente en los campus, donde se entrelazan sentimientos de identidad cultural con la política internacional.

La universidad se enfrenta a un clima tenso y polarizado, un eco de la creciente división política que afecta a la sociedad estadounidense en su conjunto.

A medida que las protestas y el activismo continúan en las instituciones educativas, el papel de las fraternidades y sus implicaciones culturales se convierten en un punto de discusión relevante en estos debates contemporáneos.

En el fondo, esta situación plantea la pregunta de cómo las comunidades pueden trabajar juntas para abordar temas complejos en un entorno educativo.