La red social X, antes conocida como Twitter, ha sido suspendida en Brasil por decisiones del Tribunal Supremo que consideran que la plataforma propaga mensajes de odio y desinformación.
En Brasil, el Tribunal Supremo ha confirmado la decisión de prohibir la red social X, anteriormente conocida como Twitter, y ha impuesto sanciones a quienes utilicen una red privada virtual (VPN) para eludir esta restricción.
Todos los jueces del panel del alto tribunal respaldaron la sentencia, llevada a cabo en una audiencia virtual, que tuvo lugar el lunes.
Aunque X tiene derecho a apelar la decisión tras la finalización de la audiencia, la red social permanecerá inactiva por el momento.
La decisión fue impulsada por el juez Alexandre de Moraes, quien ha liderado la lucha contra la desinformación y el discurso de odio en Brasil.
Este magistrado consideró que X había permitido la difusión de mensajes que atacan la integridad del sistema electoral electrónico del país, lo cual representa una amenaza para la democracia brasileña.
Apoyando esta acción, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva expresó su respaldo al juez Moraes, afirmando que la justicia brasileña ofrece un mensaje contundente: "el mundo no está obligado a aceptar la ideología de extrema derecha de Musk solo porque es rico".
Desde el viernes por la noche, X ha estado suspendida, afectando a aproximadamente 20 millones de usuarios en Brasil, uno de los países con mayor número de usuarios en línea a nivel mundial.
Desde que se emitió la orden de suspensión, la red social ha estado en la oscuridad, lo que ha generado un intenso debate sobre la libertad de expresión y el control de las redes sociales.
La discrepancia con la plataforma de Musk no es nueva.
En varias ocasiones, el juez Moraes había ordenado a la compañía la designación de un representante legal en Brasil, así como la eliminación de contenido que consideraba perjudicial.
Sin embargo, Musk había desafiado repetidamente estas decisiones, llevando al tribunal a tomar una medida más drástica.
La preocupación por las redes sociales y su papel en la propagación de la desinformación ha crecido en los últimos años, especialmente en un contexto político polarizado como el de Brasil.
La administración de Lula da Silva ha manifestado su interés en regular más estrictamente las actividades de las plataformas digitales, con el objetivo de proteger la democracia y garantizar un debate público saludable.
En el ámbito internacional, este tipo de medidas en contra de las redes sociales no son inusuales.
En los Estados Unidos y Europa, se han promovido diversas iniciativas enfocadas en combatir la desinformación y controlar el discurso de odio en plataformas digitales.
Sin embargo, la suspensión de una red social completa, como en el caso de X en Brasil, plantea interrogantes sobre la delimitación entre la regulación necesaria y la censura.
Las repercusiones de esta decisión se están monitorizando de cerca, no solo en Brasil, sino también en otras partes del mundo, donde las redes sociales juegan un papel fundamental en la vida cotidiana de millones de personas.
La suspensión de X podría sentar un precedente importante sobre cómo los gobiernos pueden abordar la desinformación y el abuso en plataformas digitales en el futuro.