El Tribunal Supremo Electoral boliviano rechaza la inscripción de Evo Morales para las elecciones de agosto debido al cierre del plazo, mientras sus seguidores preparan protestas masivas para exigir su participación. La disputa judicial y política en torno a la candidatura del expresidente continúa generando tensión en el país.

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El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia ha confirmado que no inscribirá la candidatura del expresidente Evo Morales para las elecciones generales de agosto, ya que el plazo establecido por la ley electoral para registrar candidaturas ha llegado a su fin.

El vocal Tahuichi Tahuichi explicó que, de acuerdo con el principio de preclusión, ninguna etapa del proceso electoral puede ser revisada o retrotraída, por lo que la decisión es definitiva.

Este pronunciamiento se produce en medio de una controversia judicial y política que ha dividido a la opinión pública en Bolivia. Una Sala Constitucional Departamental de La Paz había ordenado al TSE emitir una resolución adicional para justificar la cancelación del Partido de Acción Nacional Boliviano (Pan-Bol), la agrupación con la que Morales pretendía inscribirse y buscar un cuarto mandato presidencial.

Sin embargo, dicha resolución no otorgaba automáticamente su derecho a registrarse como candidato, lo que mantiene la incertidumbre en torno a su participación.

El 30 de mayo, la Secretaría de Cámara del TSE debía entregar a la sala plena el informe con la lista de los candidatos habilitados para los comicios, que están programados para el 17 de agosto.

Tahuichi Tahuichi advirtió que "los tiempos están bastante ajustados" y que la demora en la resolución podría afectar el proceso electoral. La Sala Constitucional también ordenó que el TSE emitiera una nueva resolución basada en nuevos razonamientos procesales, pero aclaró que no corresponde extender el plazo para la inscripción de candidatos del partido de Morales.

Por su parte, los seguidores del exmandatario expresaron su satisfacción con la resolución de la Sala Constitucional, aunque advirtieron que continuarán con movilizaciones en diferentes departamentos del país.

La dirigente campesina Juanita Ancieta, cercana a Morales, afirmó en una conferencia de prensa que "la lucha va a continuar en los nueve departamentos" y que, en caso de que no logren inscribir la candidatura, "habrá una verdadera revolución".

Anunció que las protestas podrían extenderse a las principales carreteras del país, generando una tensión social significativa.

Evo Morales, quien gobernó Bolivia en tres períodos consecutivos (2006-2009, 2010-2014 y 2015-2019), busca participar en estos comicios para intentar un cuarto mandato.

Sin embargo, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) ya estableció que una persona solo puede reelegirse una vez de forma continua, lo que inhabilitaría automáticamente su candidatura.

Morales, que también renunció este año al oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), fundó un nuevo bloque llamado Evo Pueblo, aunque aún no cuenta con personería jurídica, por lo que no puede inscribir candidatos.

Históricamente, Bolivia ha vivido períodos de gran inestabilidad política, y las elecciones siempre han sido un escenario de tensiones, especialmente cuando se involucra a figuras tan relevantes como Morales.

Su liderazgo, que comenzó en 2006, marcó una transformación en el país, con avances en políticas sociales y económicas, pero también con controversias relacionadas con su reelección y su postura frente a los poderes judicial y electoral.

La actual disputa refleja las profundas fracturas políticas que aún persisten en Bolivia, un país que ha atravesado golpes de Estado y cambios de régimen en su historia reciente.

Mientras tanto, la tensión en las calles continúa, y las movilizaciones de seguidores de Morales reflejan la polarización que vive Bolivia en estos momentos.

La decisión del TSE y del TCP será determinante para definir el rumbo de las elecciones y el futuro político del país. La comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos, conscientes de que el desenlace tendrá implicaciones no solo para Bolivia, sino para la estabilidad en la región andina.