El presidente Biden enfrenta dificultades para comunicar los logros de su administración mientras se prepara para su campaña electoral.

En las sesiones estratégicas privadas que precedieron al debate de junio, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto con sus asesores, se centraron en uno de sus mensajes políticos más contundentes contra el ex presidente Donald Trump: el éxito de su administración en la regulación de precios de los medicamentos para millones de ancianos.

Sin embargo, durante el debate del 27 de junio, Biden luchó por encontrar las palabras adecuadas para explicar las acciones de su gobierno en este tema, dedicando un largo instante de diez segundos a su explicación, antes de interrumpirla abruptamente con un comentario que dejó a muchos desconcertados: “Finalmente vencimos a Medicare”. Este malentendido parecía intentar transmitir que había logrado superar la resistencia de las compañías farmacéuticas a permitir que el gobierno negociara precios más justos para Medicare.

Esta confusión no es un caso aislado, sino más bien una muestra de un patrón que está alimentando el deseo de muchos dentro del Partido Demócrata de considerar opciones alternativas para la nominación presidencial.

Los demócratas en el Congreso y la administración creen que Biden tiene logros significativos que presentar y propuestas ambiciosas para los próximos cuatro años.

No obstante, la creciente dificultad del presidente para explicar sus políticas, ya sea sobre el aborto, la vivienda o las ayudas para niños, ha suscitado dudas sobre su capacidad para ser el portavoz efectivo del partido, especialmente en medio de la preocupación demócrata tras el debate.

"Es bastante evidente por qué los demócratas están tan frustrados: creen que tienen argumentos sólidos para defender lo que ha hecho la administración y lo que proponen hacer, pero todo queda eclipsado por la incapacidad de Biden para articular esos argumentos", comentó Bill Galston, quien fue asistente de alto rango durante la administración de Bill Clinton.

Durante su trayectoria política, Biden ha padecido numerosos tropiezos verbales, que sus defensores atribuyen en parte a su lucha de toda la vida con la tartamudez.

Aunque sus problemas de sintaxis son ondulantes, sus colegas argumentan que tiene un buen conocimiento de la política exterior.

En una conferencia de prensa celebrada el 11 de julio, al finalizar la cumbre de la OTAN, Biden ofreció un análisis acertado sobre las complejas reglas de la inversión extranjera en China y las preocupaciones internas sobre la sobreproducción china en la manufactura ecológica.

"Desde el debate, miles de estadounidenses han aclamado al presidente en Michigan, Carolina del Norte, Nevada y otros estados clave, no solo porque sus palabras resonaron con ellos, sino también porque sus políticas impactan sus vidas cada día: ya sea fijando el precio de la insulina en 35 dólares estadounidenses (32,93 euros) al mes para los ancianos, reparando puentes y carreteras, creando millones de empleos sindicales o eliminando tarifas injustas", afirmó Lauren Hitt, portavoz de la campaña.

"Joe Biden creció en Scranton y entiende personalmente lo que enfrentan los estadounidenses a diario, y por eso ha sido tan efectivo en ofrecer resultados que realmente importan a la gente".

Por su parte, Donald Trump también ha enfrentado sus propias dificultades de comunicación, como lo evidenció su extenso discurso de aceptación de 92 minutos en la Convención Nacional Republicana, el más largo de la historia.

En este discurso, se saltó detalles de sus políticas y se desvió en múltiples ocasiones, brindando a los demócratas la esperanza de que solo necesitan presentar una alternativa más convincente para ganar en noviembre.

A pesar de estos desafíos, la incapacidad de Biden para describir sus logros y sus objetivos para un segundo mandato ha cobrado nueva urgencia en una campaña donde las encuestas públicas indican que se encuentra detrás de Trump.

Estas dificultades han llevado a la Casa Blanca a gestionar cuidadosamente las apariciones públicas del presidente, limitando el mensaje de los demócratas a medida que Biden intenta desviar la atención de su edad hacia las diferencias en la gobernanza de los dos partidos.

Además, sus tropiezos están aumentando la frustración de los demócratas, quienes creen que tendrían una ventaja clara sobre los republicanos en una carrera centrada en las políticas, especialmente si pueden presentar a un candidato capaz de argumentar a favor de los planes demócratas y desmontar las propuestas de Trump.