La ex canciller alemana Angela Merkel comparte anécdotas sobre su relación con Vladimir Putin y reflexiona sobre su trayectoria política en su reciente libro.
La ex canciller alemana Angela Merkel ha publicado recientemente sus memorias, un libro titulado "Libertad", donde recuerda sus años en el poder y reflexiona sobre sus interacciones con líderes mundiales, en especial con el presidente ruso Vladimir Putin.
En una presentación en Berlín, Merkel, de 70 años, comentó sobre las decisiones clave que tomó durante sus 16 años al mando de Alemania, desde la crisis financiera mundial hasta la pandemia de COVID-19.
Merkel, que sirvió junto a cuatro presidentes estadounidenses, cuatro presidentes franceses y cinco primeros ministros británicos, confiesa que sus encuentros con Putin han sido de especial relevancia para ella.
En sus recuerdos, evoca un episodio del año 2007, cuando se midió con Putin en la cumbre del G8, donde tuvo que soportar su impuntualidad.
"Si hay algo que no puedo tolerar, es la falta de puntualidad", escribió Merkel.
Al mismo tiempo, comparte una anécdota del verano de ese mismo año, cuando visitó el balneario de Sochi, en la costa rusa.
Durante una jornada de fotos, el labrador de Putin hizo acto de presencia, a pesar de que Merkel le había mencionado su miedo a los perros.
La situación, como ella sugiere, parecía divertida para Putin, quien disfrutó con su incomodidad.
Este tipo de maniobras, a menudo vistas como un juego de poder, han marcado su relación desde el inicio.
Recordando un consejo que le dio Putin, ella relata cómo en una reunión el presidente ruso mencionó las casas de madera en Siberia, donde supuestamente vivían personas pobres que podían ser fácilmente influenciadas.
Merkel refleja sobre cómo estos comentarios estaban cargados de advertencias sobre la influencia extranjera en su país, haciendo eco de contextos como la Revolución Naranja de Ucrania en 2004. "Nunca permitiré que algo así suceda en Rusia", afirma que le dijo Putin, lo que mostró claramente su desconfianza hacia Occidente.
La ex canciller también habla sobre la irritación que le causó la actitud arrogante de Putin en un discurso que pronunció en Múnich en 2007, donde parecía desestimar sus intentos de establecer lazos más sólidos con Estados Unidos.
A través de sus memorias, Merkel se permite una mirada introspectiva sobre lo sucedido durante su mandato, reflexionando sobre las decisiones que tomó ante crisis históricas, así como su participación activa en el ámbito internacional.
"Libertad" no solo presenta una crónica de su vida política, sino que también expone momentos de sátira y humor ubicado en la vida diaria de una mujer que creció en la Alemania Oriental comunista.
Además de Putin, Merkel enfrenta otros giros en la política global, mostrando su capacidad de navegar entre diferentes culturas políticas y su enfoque pragmático.
Las memorias de Merkel ofrecen una oportunidad única para entender su perspectiva sobre la política contemporánea y las dinámicas de poder que enfrentó durante sus años de servicio público, reafirmando su legado en la historia reciente de Europa.