Expertos advierten que el aumento de las temperaturas a nivel global hace peligroso disputar partidos en verano, lo que podría llevar a FIFA a replantear las fechas del torneo mundial para proteger la salud de jugadores y aficionados.

La realización de la Copa del Mundo, uno de los eventos más importantes del deporte global, en las épocas tradicionales de junio y julio, puede estar en riesgo debido a las crecientes temperaturas que se registran en estas fechas en el hemisferio norte.
Desde 1930, el Mundial de fútbol se ha disputado mayoritariamente en verano, con la esperanza de aprovechar las mejores condiciones climáticas y facilitar la asistencia de espectadores.
Sin embargo, datos recientes indican que en las últimas décadas el promedio de temperatura mundial durante estos meses ha aumentado en aproximadamente 1.05 °C, mientras que en Europa el incremento ha sido de 1.81 °C. Tales cambios, acelerados desde los años 90, incrementan la peligrosidad de jugar en climas excesivamente calurosos.
Expertos en clima advertidos por estos datos sugieren que la organización de eventos deportivos en verano debe reconsiderarse para evitar riesgos a la salud de deportistas y espectadores.
El profesor Piers Forster, director del Centro Priestley para Futuros Climáticos en Leeds, Inglaterra, expresó su preocupación ante la posibilidad de que una ola de calor severa pueda desencadenar tragedias deportivas si no se toman medidas preventivas.
El protocolo de #FIFA ante temperaturas extremas ya ha sido modificado en algunos torneos recientes, como la Copa América y la Liga de Campeones, con la incorporación de pausas adicionales, hidratación frecuente y el uso de sistemas de enfriamiento en los banquillos.
No obstante, estas medidas podrían no ser suficientes si las condiciones climáticas continúan en aumento.
El caso más reciente lo acontecido en la #Copa del Mundo de clubes en Estados Unidos, donde temperaturas superiores a los 35 °C afectaron el rendimiento y la salud de varios jugadores, incluyendo a Enzo Fernández, mediocampista del Chelsea, quien incluso sufrió mareos a causa del calor.
Para el próximo Mundial de 2026, que se disputará en México, Estados Unidos y Canadá, ya se han implementado algunas adaptaciones, como la reducción de partidos en horarios de máxima temperatura y el aumento de las pausas de hidratación.
Sin embargo, muchas voces advierten que esto no será suficiente si las temperaturas en los Estados Unidos siguen en ascenso, con pronósticos que indican que en ciudades como Dallas y Los Ángeles se superen los 40 °C durante el verano.
La FIFA ha mantenido tradicionalmente su calendario en verano
El debate respecto a cambiar la fecha del torneo no es nuevo. La FIFA ha mantenido tradicionalmente su calendario en verano, pero en 2022 movió la Copa del Mundo Qatar a noviembre y diciembre para evitar las temperaturas extremas, una decisión que evidenció la poca flexibilidad del calendario internacional de fútbol.
Mover el Mundial a otras estaciones del año enfrentaría obstáculos logísticos considerables, como la interrupción de las ligas europeas y de otros campeonatos en curso.
Sin embargo, algunos países del hemisferio sur, con temporadas de verano diferentes, ya han comenzado a evaluar alternativas. La próxima Copa del Mundo en 2030, que se espera sea coorganizada por España, Portugal y Marruecos, podría ser un escenario donde la planificación del calendario tenga que ajustarse aún más a los desafíos del clima.
Por su parte, la comunidad científica insiste en que el tema de la salud en el deporte debe formar parte de la discusión. Estudios recientes muestran que en 2023, los atletas y la población en general enfrentan un 28% más de riesgo de calor moderado o alto que en los años 90, una tendencia que no solo afecta al deporte, sino también a la vida cotidiana.
El deporte y la salud de quienes participan en él están en el centro de estas preocupaciones, y la necesidad de una revisión de las fechas y lugares de eventos deportivos internacionales frente a las alteraciones climáticas es cada vez más evidente.