La sanción de Conmebol a Colo Colo por incidentes en Copa Libertadores afecta tanto en lo deportivo como en lo económico, con la prohibición de público en cinco partidos de local y la intención del club de apelar la medida. La historia reciente de Peñarol también refleja cómo las decisiones de la entidad sudamericana pueden influir en los clubes.

La reciente sanción impuesta por la Conmebol a Colo Colo por los incidentes ocurridos durante su partido contra Fortaleza en la Copa Libertadores ha generado gran revuelo en el fútbol sudamericano.
La medida, que prohíbe el ingreso de hinchas en cinco partidos de local del club chileno, no solo tendrá repercusiones en el rendimiento deportivo del equipo, sino que también impacta significativamente en su economía.
El club, a través de su dirigencia, ya anunció que apelará la sanción. En caso de que la respuesta no sea favorable, considerarán acudir al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), una vía que ha sido utilizada con éxito por otros clubes en el pasado para revertir sanciones o reducir penas.
Este tipo de sanciones ejemplifican la postura estricta de la Conmebol frente a los incidentes de violencia y comportamiento inapropiado en los estadios.
La medida de no permitir público en cinco partidos representa un golpe duro para Colo Colo, que además de perder el apoyo de sus hinchas en esos encuentros, verá afectada su recaudación.
En cifras aproximadas, la prohibición puede significar una pérdida de ingresos que ronda los 300.000 a 400.000 euros, considerando la media de taquilla y venta de productos en cada partido.
El caso de Colo Colo trae a la memoria una situación similar que vivió Peñarol, en Uruguay. A principios de 2024, el club uruguayo fue sancionado con tres partidos sin público por el uso de pirotecnia y comportamientos racistas por parte de algunos hinchas en la semifinal de Copa Libertadores contra Botafogo.
La sanción fue impuesta por la Conmebol y, a diferencia de otros casos, no fue reducida ni suavizada. La decisión causó controversia, ya que algunos analistas consideraron que las penalidades debían ser más flexibles, pero la organización mantuvo su postura.
El ex presidente del Tribunal de Disciplina de la Conmebol, Ángel Botto, explicó en diálogo con el diario chileno LUN que cada caso tiene particularidades y que las sanciones aplicadas a Colo Colo están dentro de los rangos superiores de lo permitido por el reglamento.
Según su opinión, si la defensa del club chileno presenta argumentos sólidos y bien fundamentados, existe la posibilidad de lograr una reducción en la sanción.
Sin embargo, no es probable que la sanción total sea levantada, ya que las penalidades ya están en los límites superiores establecidos.
Históricamente, la Conmebol ha endurecido su postura frente a incidentes violentos y de comportamiento incorrecto en los estadios. La tendencia apunta a una mayor protección de la integridad de los partidos y la seguridad de los asistentes, lo que ha llevado a sanciones ejemplares en varios casos.
Para los clubes sudamericanos, esto significa que deben ser muy cuidadosos con el comportamiento de sus hinchas, ya que las consecuencias pueden ser duras y afectar tanto lo deportivo como lo financiero.
En este contexto, Colo Colo se encuentra en una encrucijada. La apelación que presentará busca no solo reducir la sanción, sino también sentar un precedente que permita a otros clubes defenderse mejor ante situaciones similares.
La historia reciente muestra que las decisiones de la Conmebol pueden ser revertidas o modificadas, pero también que las sanciones estrictas están aquí para quedarse, en un esfuerzo por mantener la disciplina y la seguridad en los eventos futbolísticos internacionales.
Mientras tanto, el club chileno prepara su estrategia legal y comunicacional, consciente de que el respaldo de sus hinchas y la imagen del equipo están en juego.
La resolución final, que podría tardar varias semanas en conocerse, será un referente para otros clubes que enfrentan sanciones similares en el futuro cercano.