Hoy, 19 de octubre, Euskadi celebra el Día Internacional por la Despatologización de las Personas Trans.

Históricamente, las personas trans fueron vistas como "enfermas", resultando en un sistema médico que influía profundamente en sus vidas, pues eran catalogadas como pacientes con una patología de salud mental.

Esta categorización generó un sufrimiento considerable y una exclusión social muy marcada.

Sin embargo, en un giro positivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó decisiones cruciales para terminar con esta percepción errónea.

En 2019, la OMS actualizó la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), eliminando la “incongruencia de género” como trastorno mental, en su lugar, considerándola un aspecto de la salud sexual y reproductiva.

Los avances hacia la despatologización también se han reflejado en el ámbito legislativo.

En 2022, se aprobó la ley 4/2023 por una igualdad real y efectiva de las personas trans, que eliminó los diagnósticos como requisitos para acceder a derechos y obligó a las administraciones a respetar el principio de no patologización.

Adicionalmente, la Ley 4/2024 del 15 de febrero refuerza aún más los derechos de las personas trans, asegurando que su identidad sea reconocida y respetada, al tiempo que se prohíbe la discriminación por motivo de identidad de género.

A nivel social, hemos presenciado una evolución notable.

Las personas trans, que anteriormente se escondían por el miedo al rechazo, ahora pueden vivir más abiertamente.

Sin embargo, esta lucha no está exenta de desafíos.

Actualmente, se están viendo movimientos que se oponen a los derechos adquiridos, intentando retroceder en los logros obtenidos, especialmente aquellos que han emergido tras la ley 4/2023. Este resurgimiento de posturas en contra de los derechos humanos ha generado preocupación entre activistas y defensores de la igualdad.

El Servicio Público Berdindu, en el marco de esta conmemoración, hace un llamado a la sociedad en su conjunto para continuar el esfuerzo contra el odio, así como para erradicar la ignorancia que alimenta esos discursos.

Es imprescindible que todos trabajemos en conjunto para eliminar las agresiones y discriminaciones que enfrentan día a día las personas trans.

Esta celebración no solo es una oportunidad para reflexionar sobre los logros alcanzados, sino también para reconocer que la lucha está lejos de haber terminado.

El objetivo debe ser construir una sociedad justa donde el respeto impera y los discursos de odio no tengan cabida.

La denuncia de la violencia y la discriminación debe ser inmediata, y cada individuo es responsable de contribuir a un ambiente más inclusivo y respetuoso.

La historia de las personas trans ha sido de resiliencia y resistencia, y es fundamental que sigamos acompañando su voz en la búsqueda de una sociedad verdaderamente equitativa.