El Gobierno Vasco ha puesto en marcha mesas sectoriales para evaluar y coordinar respuestas frente a los efectos de los aranceles impuestos por EE. UU. en los sectores clave de la economía vasca, que podrían afectar a millones de euros en exportaciones. Además, se han incrementado las ayudas a la innovación para fortalecer la resiliencia de las empresas ante esta situación.

Esta medida, que busca proteger a la industria interna estadounidense, ha tenido un impacto directo en exportaciones que alcanzan aproximadamente 261 millones de euros, lo que representa cerca del 13% del total de exportaciones del sector siderúrgico vasco.
La incertidumbre de las negociaciones sobre cuotas (TRQ) añade un nivel adicional de riesgo, dificultando la planificación a largo plazo de las empresas.
el sector de Fabricación Avanzada
Por otro lado, el sector de Fabricación Avanzada, con una exportación a EE. UU. valorada en unos 272 millones de euros (el 15% del total del sector), también se ve afectado. Aunque el arancel final sobre productos terminados es del 15%, muchos componentes específicos enfrentan gravámenes del 50%, lo que genera riesgos considerables en la cadena de suministro y en la competitividad internacional de las empresas vascas.
La posición de la Unión Europea, con políticas similares o incluso más favorables, junto con la poca presencia de industria local en EE. UU., hace que esta región sea de gran interés estratégico para las compañías vascas.
El sector de Automoción, a pesar de que sus ventas directas a EE. UU. suponen solo un 3% de sus exportaciones, presenta una elevada exposición indirecta. Esto se debe a su integración en las cadenas de suministro de países europeos como Alemania y Francia, principales exportadores a EE. UU. La situación en Europa, marcada por la transición hacia vehículos eléctricos, las regulaciones cada vez más estrictas y una demanda en desaceleración, hace que este sector sea particularmente vulnerable a cambios en las condiciones de acceso al mercado estadounidense.
La imposición de un arancel del 15% sobre vehículos y componentes puede incrementar la competencia de fabricantes locales y socios del acuerdo USMCA, complicando aún más la recuperación del sector.
Para responder a estos desafíos, el Gobierno Vasco ha anunciado una serie de medidas y ha iniciado la organización de mesas sectoriales. La primera, dedicada a la siderurgia, tendrá lugar el 15 de abril en Míngano (Álava). Posteriormente, se celebrarán mesas sobre #Automoción y #Fabricación Avanzada los días 22 y 29, respectivamente, ambas en Bilbao. Estas reuniones contarán con la participación de responsables de los departamentos de Industria y Hacienda del Gobierno Vasco, representantes de diputaciones forales, cámaras de comercio, asociaciones empresariales y empresas clave de cada sector.
El objetivo principal de estas mesas es analizar el impacto de los aranceles en la economía vasca, compartir información y poner en marcha acciones coordinadas.
Además, el gobierno ha incrementado la línea de apoyo a la innovación a través de la convocatoria HAZITEK, que ahora cuenta con 147 millones de euros, un aumento del 60% respecto a la inversión inicial.
Hasta la fecha, se han aprobado el 77% de los proyectos presentados, beneficiando a 762 iniciativas en el ámbito industrial, tecnológico y de servicios avanzados.
Desde que comenzaron las medidas, en primavera pasada, el Gobierno Vasco ya ha movilizado más de 2.100 millones de euros en ayudas directas, avales y programas específicos para proteger a las empresas más vulnerables. La protección del empleo y la innovación en productos diferenciados son prioridades clave, ya que estos últimos se consideran más resistentes a condiciones arancelarias adversas.
El balance de las exportaciones a EE. UU. en 2024 revela que el valor total fue cercano a 1.991 millones de euros, concentrado en productos de alto valor añadido. Sin embargo, las exportaciones de bajo valor han disminuido, ya que los aranceles del 15% hacen que su comercialización sea poco rentable. Se estima que los costes adicionales podrían sumar unos 350 millones de euros, lo que se traduce en una reducción en ventas cercana a los 700 millones de euros en toda la cadena de valor europea y vasca.
Este escenario proyecta una caída potencial del 22% al 27% en las ventas de productos afectados. En términos económicos, esto equivale a una pérdida del 0,33% del PIB de Euskadi, cifras que evidencian la importancia de implementar estrategias de resiliencia.