Las instituciones vascas expresan su rechazo a la reducción presupuestaria y a la centralización en la gestión de la PAC propuesta por la Comisión Europea, destacando la importancia de mantener la autonomía regional y una gestión eficiente del sector agrícola.

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La Comisión ha planteado una reducción de más del 20% en los fondos destinados a la #Política Agraria Común (PAC), además de proponer una gestión centralizada en un único fondo a nivel estatal, con la intención de simplificar el manejo de estas políticas.

Sin embargo, desde #Euskadi consideran que estos cambios amenazan la capacidad de autogestión y el control de sus recursos en materia agrícola y rural.

La Consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco, Amaia Barredo, expresó que "en un contexto global de incertidumbre geopolítica, la seguridad y soberanía alimentaria de la Unión Europea deben estar en la cúspide de las prioridades presupuestarias, incluso por encima de otras cuestiones".

Añadió que la situación actual genera un ambiente de crispación y malestar en la comunidad agrícola europea, que siente que las normativas vigentes y las nuevas propuestas de Bruselas no consideran adecuadamente las condiciones y necesidades de los productores.

Históricamente, la PAC ha sido una de las políticas más importantes de la UE, creada inicialmente en 1962 con el objetivo de modernizar y estabilizar la agricultura europea tras la Segunda Guerra Mundial.

Durante décadas, ha sido también un instrumento de cohesión entre las distintas regiones europeas, permitiendo a muchas zonas rurales mantener su tejido productivo.

Pero en los últimos años, aspectos como los recortes presupuestarios y la centralización en la gestión han generado reacciones contrarias en varias regiones, entre ellas Euskadi.

Desde el gobierno vasco y las diputaciones forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, se remarcó que la propuesta de un fondo único a nivel estatal no respeta el principio de subsidiariedad establecido en el marco de la UE.

La regionalización y la gestión diferenciada han sido fundamentales para responder a las particularidades de cada territorio, por lo que consideran que esta unificación representa una pérdida de eficiencia y un invasión en competencias que, constitucionalmente, corresponden a las instituciones regionales.

Además, Barredo y los expertos defendieron la necesidad de mantener la estructura actual de la PAC, basada en dos pilares principales: el soporte directo a los agricultores y el apoyo a las intervenciones en el marco del segundo pilar, que abarca desarrollo rural, innovación y sostenibilidad.

La propuesta de fusionar todas estas políticas en un único fondo complicaría la gestión y reduciría la capacidad de respuesta a las problemáticas agrícolas específicas.

La preocupación por los recortes presupuestarios también tiene raíces en el papel fundamental que desempeña la agricultura en la economía vasca y en su contribución a la seguridad alimentaria.

La región, que en 2021 contaba con una producción agrícola valorada en aproximadamente 3.500 millones de euros, ha visto en la agricultura un sector estratégico para la conservación de su patrimonio cultural y territorial.

Asimismo, la UE ha reconocido históricamente que sectores como la agricultura, la pesca y el desarrollo rural requieren apoyos diferenciados y una gestión que respete las particularidades de cada región.

La propuesta de Bruselas, que apuesta por una gestión más centralizada, ha sido vista como un paso atrás en la lucha por la autonomía y la eficiencia en la gestión de los recursos.

Los agentes del sector agrícola vasco, junto con las instituciones, reiteraron su intención de defender sus derechos y capacidades de autogestión.

Sea respetuoso con la estructura territorial y administrativa de Euskadi

En este sentido, Barredo anunció que las instituciones vascas lucharán a nivel jurídico y político para proteger sus competencias y priorizar un modelo de gestión que, además de ser eficiente, sea respetuoso con la estructura territorial y administrativa de Euskadi.

La situación actual pone sobre la mesa un debate fundamental sobre el equilibrio entre eficiencia y autonomía en la gestión de fondos europeos destinados a la agricultura.