El Gobierno Vasco resalta la importancia de la descarbonización y las energías renovables en su hoja de ruta para el año 2030, promoviendo una economía más sostenible y competitiva en Europa.

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Durante la inauguración del XX Congreso de la Asociación Española para la Economía Energética (AEEE) en Bilbao, la viceconsejera de Transición Energética del Gobierno Vasco, Irantzu Allende, subrayó la relevancia de avanzar hacia un modelo energético más sostenible alineado con las metas europeas para 2030 y 2050.

Euskadi ha venido desarrollando una estrategia energética que busca la descarbonización de su economía, con objetivos ambiciosos y a largo plazo. La región, que en su historia ha dependido tradicionalmente de la industria pesada y la energía tradicional, ha reconocido en las energías renovables y la eficiencia energética las claves para su transformación futura.

La política vasca se ha enmarcado en las directrices europeas, que establecen la neutralidad climática para 2050, pero con hitos intermedios en 2030.

Entre ellos, se busca reducir las emisiones en un 45%, aumentar la participación de energías limpias en el mix energético al 32% y lograr un 12% de ahorro energético respecto al consumo final, objetivos que requieren inversión y una planificación estratégica arraigada en la modernización de infraestructuras.

El Congreso, que se celebra del 2 al 4 de junio, ha reunido a expertos y líderes del sector energético para analizar los retos y oportunidades que presenta esta transición.

En su intervención durante la apertura, Allende afirmó que la descarbonización no es solo una cuestión medioambiental, sino también un motor de crecimiento industrial y una oportunidad para fortalecer la competitividad vasca.

Una de las prioridades del Gobierno Vasco es reforzar la red eléctrica. La vicepresidenta explicó que sin una infraestructura moderna que permita la integración de nuevas fuentes renovables, será imposible alcanzar los objetivos de descarbonización previstos.

Esta inversión prevista beneficiará a más de 70.000 empleos en la región, ya que la transformación del sistema energético requiere de un desarrollo tecnológico y una mayor participación de las energías limpias en el mercado.

En Euskadi, la Ley de Transición Energética y Cambio Climático, aprobada en 2024, fija metas aún más ambiciosas para reducir el consumo energético y emisiones.

Por ejemplo, se proyecta un uso de energías renovables que alcance el 32% en 2030, frente a niveles actuales inferiores al 20%, y una disminución de emisiones del 45% respecto a los niveles de 2020.

A lo largo del congreso, se abordarán temas como los modelos energéticos para la descarbonización industrial, el papel de los gases renovables, y el impacto social de estos cambios.

Además, se ha organizado una sesión previa sobre la percepción social de los proyectos renovables, donde especialistas como Mikel Amundarain, director general del Ente Vasco de la Energía, subrayó que la aceptación ciudadana es fundamental para el éxito de las políticas energéticas.

Amundarain destacó que la transición energética en Euskadi debe ser un proceso colectivo, en el cual la ciudadanía tenga un papel activo y comprenda las ventajas de la descarbonización.

La historia de la energía en Euskadi comienza en los años 80, con la creación del EVE, y ahora se proyecta un futuro en el que las energías renovables jugarán un papel central, contribuyendo a una economía más verde, competitiva y alineada con los objetivos europeos.

En resumen, Euskadi apuesta por una estrategia que integra innovación, justicia social y sostenibilidad para avanzar hacia una economía baja en emisiones, fortaleciendo su industria y protección ambiental.

La región quiere ser ejemplo de cómo la colaboración entre sector público, privado y ciudadanía puede impulsar un cambio profundo y necesario en el modelo energético actual, transformando retos en oportunidades para un futuro más limpio y próspero.