Euskadi recuerda a José María Piris Carballo, el niño asesinado por ETA, en un acto emotivo lleno de memoria y respeto.

Este evento estuvo a cargo del director de Derechos Humanos, Víctimas y Diversidad, Jagoba Álvarez Ereño, quien destacó la vital importancia de recordar a las víctimas del terrorismo.
Álvarez expresó que estos actos no solo son una forma de rendir homenaje, sino que también constituyen "actos de memoria" que deben servir para transmitir a las futuras generaciones lo que ocurrió en el pasado.
El recuerdo de Piris, que fue asesinado a la edad de 13 años el 29 de marzo de 1980, se ha tornado un símbolo del horror perpetrado por la banda terrorista, y su muerte se produjo tras un atentado con un paquete bomba que estalló bajo el coche de un guardia civil en Azkoitia.
Este trágico evento se conmemora ahora, 44 años después, no solo como un recuerdo de dolor, sino como un compromiso con la verdad y la justicia. La inauguración de un monolito en su memoria ha marcado este homenaje, donde el director de Derechos Humanos reafirmó el "claro y rotundo compromiso" del departamento a su cargo con la memoria de las víctimas.
Durante la ceremonia, la madre de José María Piris tomó un momento conmovedor cuando portó cuatro amapolas blancas, un símbolo universal de paz.
Quien es amigo de la infancia de Piris y sobrevivió a un atentado de #ETA a la edad de 11 años
La ceremonia también contó con la presencia de diversas figuras del ámbito político y social, incluyendo al alcalde de San Vicente de Alcántara, Andrés Hernáiz de Sixte, y Fernando García, quien es amigo de la infancia de Piris y sobrevivió a un atentado de ETA a la edad de 11 años.
En total, 22 menores de edad han sido víctimas del terrorismo en el País Vasco, y no solo el acto de hoy se dirige a recordar a estos niños perdidos, sino también a educar y sensibilizar a las nuevas generaciones sobre la necesidad de mantener viva la memoria histórica.
La importancia de recordar a las víctimas es, según Álvarez, "la mayor victoria frente al horror". En una sociedad que busca reconciliarse con un pasado lleno de dolor y sufrimiento, actos como este son esenciales para que las lecciones del ayer no caigan en el olvido.
No es solo una cuestión de justicia; es también un llamado a la paz y a la esperanza de que nunca más se repitan las atrocidades del pasado.
El reconocimiento a José María Piris debe servir como un faro que ilumine el camino hacia un futuro en el que la violencia y el odio no tengan lugar.