Euskadi presenta un ambicioso plan educativo que busca fomentar la inclusión y la excelencia en la formación de su alumnado, con una inversión significativa en infraestructuras y recursos.

En el corazón de Euskadi, la consejera de Educación, Begoña Pedrosa, ha revelado un plan de acción que redefinirá el ámbito educativo en la región.

Empezando por un compromiso a largo plazo, el objetivo es consolidar un sistema que no solo fomente el éxito académico del alumnado, sino que también promueva la cohesión social y las oportunidades de futuro para todos.

Al abordar los elementos fundamentales que constituyen la infraestructura educativa, Pedrosa enfatiza que la educación es crucial para el progreso social; es un pilar para el desarrollo equitativo y el avance de la sociedad en su totalidad.

En su intervención en el Parlamento Vasco, junto a sus viceconsejeras Lucía Torrealday y Blanca Guerrero, Pedrosa ha delineado las pautas de actuación para los años 2024 a 2028. Su mensaje fue claro: la participación activa de la comunidad educativa, de los agentes sociales y de la ciudadanía es vital para la implementación de la nueva Ley Vasca de Educación.

Este enfoque colaborativo es fundamental para abordar problemáticas existentes como la segregación y la desigualdad.

Este plan educativo se fundamenta en tres pilares clave.

Primero, la mejora continua en todos los niveles de enseñanza; segundo, el desarrollo de la Ley de Educación conforme a las 43 actuaciones establecidas en el Acuerdo de Educación de abril de 2022; y tercero, la transformación organizativa y pedagógica, especialmente en un contexto de cambios demográficos significativos.

La consejera ha expresado su deseo de establecer un sistema educativo de calidad, inclusivo y colaborativo, asegurando que "el éxito educativo de cada estudiante es un objetivo innegociable". Para alcanzar este objetivo monumental, se prevé una inversión sustancial de 800 millones de euros en infraestructuras educativas.

Esto no solo incluye la construcción de nuevas instalaciones, sino también la adecuación y modernización de los espacios existentes.

Un aspecto destacado del nuevo enfoque es la flexibilidad y la modernización en la Formación Profesional (FP). Pedrosa ha mencionado el Plan Vasco de Formación Profesional 2030, que será clave para preparar a los alumnos para el futuro laboral en un mundo donde la automatización y la inteligencia artificial están transformando los sectores económicos.

La consejera ha subrayado que la FP en Euskadi tiene como meta ser un referente internacional, añadiendo que la colaboración con 20.000 empresas facilitará la formación práctica del 100% del alumnado.

Además, se ha propuesto un Pacto Social para abordar la segregación escolar y garantizar el bienestar emocional y la convivencia en los centros educativos.

Estas medidas están alineadas con un marco más amplio de formación integral que destaca no solo la importancia de desarrollar competencias específicas, sino también la capacitación continua y el acompañamiento del profesorado.

Sobre la digitalización, la consejera enfatiza la necesidad de una integración segura y responsable de la tecnología en las aulas.

"La transformación digital en la educación es ineludible; debemos asegurar que avancemos con responsabilidad", afirmó.

El nuevo enfoque de la Educación en Euskadi se presenta como un proceso de constante evolución, diseñado para enfrentar los retos contemporáneos y garantizar que todos los estudiantes, independientemente de sus circunstancias, tengan la oportunidad de triunfar.

La visión del Gobierno Vasco se traduce así en un compromiso firme con la educación como motor de cambio y mejora social.