La economía de Euskadi mantiene proyecciones de crecimiento para 2025 y 2026, con reducción del paro y dinamismo en servicios, construcción e inversión. Este texto reescribe la información oficial y la sitúa en un contexto histórico más amplio.
Estas cifras, presentadas por el Vicelehendakari y consejero de Economía, Trabajo y Empleo, reflejan una #economía con cierta estabilidad a pesar de la incertidumbre internacional.
La noticia no contiene precios monetarios que requieran conversión a euros.\n\nEl balance del tercer trimestre de 2025 refuerza la lectura de fortaleza y solidez. Según datos de Eustat, el Producto Interior Bruto de la Comunidad Autónoma de #Euskadi creció 2,3% interanual, impulsado principalmente por una demanda interna que avanzó 3,2% y por un comportamiento sólido del consumo y de la inversión.
Por la oferta, la construcción lideró el crecimiento con un incremento del 5,0%, seguido de los servicios con 2,9%, mientras la industria inició una tímida recuperación tras meses de estancamiento en un contexto de incertidumbre comercial y arancelaria.\n\nEl Vicelehendakari Mikel Torres subrayó que estos datos ponen de manifiesto un crecimiento sólido y estable a lo largo de todo el año, incluso ante la volatilidad de los mercados internacionales.
Con esa base positiva, las previsiones para el periodo 2025-2027 apuntan a una senda de crecimiento equilibrada y sostenible.\n\nEstas proyecciones contemplan una normalización gradual de los tipos de interés, con el Euribor en torno al 2% en 2026-2027, estabilidad del euro frente al dólar y un entorno internacional de crecimiento moderado sin shocks energéticos relevantes.
A partir de ahí, se estima que 2025 cerrará con un crecimiento del 2,2% y 2026 con 1,9%, impulsados principalmente por la fortaleza de la demanda interna, el consumo y la inversión.\n\nEl consumo de los hogares seguirá en expansión, con un crecimiento cercano al 2,7% en 2025, sustentado por la mejora del #empleo y la moderación de la inflación, seguido de una desaceleración gradual a 2,1% en 2026.
La inversión continuará siendo el motor más dinámico de la demanda, con avances de 3,8% en 2025 y 3,1% en 2026. El sector exterior restará crecimiento por la debilidad del comercio internacional y el impacto de los aranceles.\n\nPor sectores, la construcción se consolidará como el ámbito más dinámico, con crecimientos previstos del 3,6% en 2025 y del 2,7% en 2026, impulsados por la ejecución de infraestructuras y la demanda residencial.
Los servicios seguirán siendo el principal motor del crecimiento, con avances del 2,8% en 2025 y del 2,2% en 2026. La industria mantendrá un ritmo de crecimiento más contenido, con 0,3% en 2025 y 1,0% en 2026, condicionado por la incertidumbre internacional, aunque con expectativas de una recuperación gradual a partir de 2026.
\n\nEn cuanto a empleo
El sector primario podría mostrar volatilidad, con una caída prevista (-0,6%) en 2025 y una ligera recuperación (0,4%) en 2026.\n\nEn cuanto a empleo, el mercado laboral reflejará esta evolución favorable. Se estima un crecimiento del 1,4% en 2025, lo que implicará la creación de más de 14.000 puestos de trabajo a tiempo completo, y la previsión para 2026 contempla la generación de unos 11.000 puestos más. Con ello, la tasa de paro descenderá hasta 6,6% en 2025 y podría situarse en 6,4% en 2026, acercándose progresivamente al 6% en 2027. La productividad real del trabajo avanzará alrededor de 0,8% anual.\n\nMás allá de las cifras, el propio Mikel Torres señaló que la economía vasca, al igual que la española, mantiene una expansión sólida y por encima de la media europea.
Euskadi se beneficia de una renta per cápita más alta y de un tejido industrial fuerte, aunque su crecimiento global suele ser algo inferior al de España, especialmente cuando sectores como el turismo impulsan el crecimiento nacional.
Aun así, el dinamismo de Euskadi contribuye a reducir progresivamente la diferencia de crecimiento respecto al conjunto del país, gracias a su fortaleza exportadora y a su estabilidad estructural.\n\nEn conjunto, las previsiones dibujan un escenario de crecimiento sólido y sostenido para la economía vasca, basado en el empuje de la demanda interna, la fortaleza del mercado laboral y la capacidad de adaptación del tejido productivo ante un contexto internacional marcado por la incertidumbre.