Muchos jóvenes sienten que su confianza para adquirir una vivienda se ha desplomado, pero algunos logran encontrar formas innovadoras de hacer realidad el sueño de ser propietarios. La combinación de altas tasas hipotecarias y precios elevados ha complicado la situación, sin embargo, hay quienes están encontrando maneras de superar estos obstáculos y aprovechar las oportunidades del mercado actual.

El mercado inmobiliario actual presenta desafíos significativos para los jóvenes que desean convertirse en propietarios de una vivienda. La percepción de que la compra de una casa está fuera de su alcance ha aumentado, especialmente desde que la edad promedio de los primeros compradores en Estados Unidos alcanzó los 38 años, marcando un récord histórico.
La competencia de los Baby Boomers, quienes en muchos casos compran en efectivo o con mayores recursos, ha reducido la participación de los millennials y la generación Z en el mercado, con solo un 24% de los primeros compradores siendo jóvenes, según la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios.
Esta realidad genera sentimientos de envidia y frustración entre los jóvenes. Una encuesta reciente de BMO revela que más del 60% de los miembros de la generación Z y los millennials que no poseen vivienda sienten envidia de sus pares que ya han comprado, y más del 60% han perdido confianza en la posibilidad de adquirir una casa en el futuro cercano.
La combinación de tasas hipotecarias elevadas y precios de los inmuebles en aumento ha hecho que, en promedio, los estadounidenses necesiten aproximadamente un 70% más de ingresos que hace seis años para poder comprar una vivienda de precio medio.
El informe de Realtor.com de abril de 2025 indica que para adquirir una vivienda con precio medio de 385,000 euros, la familia promedio debe ganar alrededor de 101,000 euros anuales.
Esto, asumiendo un préstamo hipotecario a 30 años, con un pago inicial del 20% y siguiendo la recomendación de no gastar más del 30% de los ingresos en vivienda.
Sin embargo, la realidad es que muchas familias jóvenes recurren a ayudas familiares para poder hacer frente a estos costos. Según la misma encuesta, aproximadamente el 60% de los jóvenes que lograron comprar una vivienda en sus primeros años de adultez recibieron apoyo de sus familiares, ya sea en forma de co-firmar la hipoteca o aportando fondos para el pago inicial.
Algunos ejemplos ilustran estas estrategias: AnnaKate Nottonson, de 24 años, adquirió en Carolina del Norte una vivienda de dos habitaciones por unos 360,000 euros, con un pago inicial del 3% financiado en parte por una subvención y con la ayuda de un familiar.
A pesar de no obtener las mejores condiciones, ella destaca que su cuota hipotecaria, en comparación con el alquiler que pagaba anteriormente, resulta más asequible y le permite invertir en su patrimonio.
Por otro lado, Kaylynn St. Peters, de 28 años, compró en Illinois una propiedad por 110,000 euros en 2019, con la ayuda de su abuelo que co-firmó la hipoteca y aportó el 20% del pago inicial.
La mayoría de los jóvenes que logran comprar una vivienda en estas condiciones consideran que el apoyo familiar ha sido clave para superar las barreras financieras.
Ante las dificultades, muchos jóvenes están explorando alternativas innovadoras para alcanzar la propiedad. El 57% de la generación Z y el 54% de los millennials están dispuestos a comprar con amigos o familiares, compartiendo los costos y riesgos. Además, un 45% planea retirar fondos de sus planes de pensiones, como un 401(k), para financiar el pago inicial.
Algunas de estas estrategias incluyen también aceptar viviendas que requieren reformas o mudarse a zonas con menor costo de vida, incluso en otros países.
La búsqueda de hogares en estados con mayores ingresos promedio y precios más económicos, como Minnesota, Utah o Virginia Occidental, refleja la voluntad de adaptarse a las condiciones del mercado.
Por último, no todo el mundo está decidido a comprar. Muchas personas priorizan otros gastos, como la educación, el ahorro para la jubilación o la compra de un vehículo. Además, el temor a riesgos climáticos, como incendios forestales o inundaciones, influye en la decisión de compra. La incertidumbre económica y las altas tasas hipotecarias siguen siendo obstáculos, pero aquellos que logran planificar y aprovechar las oportunidades, encuentran formas de hacer realidad su sueño de tener casa propia en un mercado cada vez más competitivo.