Un empresario local resalta la importancia de los inmigrantes en la economía y cultura de Lake Placid, y lanza un llamado a implementar políticas migratorias más justas.

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En el corazón de la hermosa localidad de Lake Placid, donde la historia se entrelaza con el espíritu olímpico, reside una comunidad vibrante que debe gran parte de su esencia a los inmigrantes.

La gestión del Mirror Lake Inn, un hotel emblemático que fue testigo del famoso 'Milagro sobre Hielo' en 1980, refleja la importancia de aquellos que han cruzado fronteras en busca de un futuro mejor. 

La historia de mi familia es un claro ejemplo de la experiencia migratoria en Estados Unidos. Huyendo de la inestabilidad política en Alemania oriental antes de la Primera Guerra Mundial, encontramos un nuevo hogar cerca de Nueva York. Esta travesía nos ha permitido formar parte de la rica narrativa estadounidense, donde la perseverancia y la búsqueda de oportunidades son fundamentales.

Hoy, mi hijo, Andrew Weibrecht, quien ha sido medallista olímpico, lidera nuestro negocio familiar, continuando la tradición de esfuerzo y dedicación. 

Desde su fundación en 1977, el Mirror Lake Inn ha sido un punto de encuentro no solo para turistas, sino también para aquellos que buscan un lugar seguro.

Más de un 20% de nuestro personal está compuesto por inmigrantes, muchos de ellos beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS). Estos individuos no solo aportan a nuestro éxito, sino que se han convertido en parte integral de nuestra comunidad. 

Los inmigrantes que trabajan con nosotros son más que empleados; son parte de nuestra familia. Han llegado a Estados Unidos escapando de la violencia y la pobreza, en busca de una vida mejor. La diversidad que traen enriquece nuestro entorno laboral y cultural, permitiéndonos ofrecer servicios de calidad a nuestros huéspedes y mantener el legado de nuestro hotel. 

Sin embargo, la reciente decisión de la administración Trump de cancelar el TPS para alrededor de 600,000 venezolanos representa una amenaza directa a la estabilidad de estas familias y, por ende, a nuestra comunidad.

La incertidumbre que esta política genera puede llevar a muchas de estas personas a la deportación, privándolas de la seguridad que han construido tras años de esfuerzo en este país.

Para nosotros, en Lake Placid y en muchas otras localidades rurales de América, esto constituye una crisis. 

Actualmente, enfrentamos una escasez de mano de obra en casi todos los sectores: desde el turismo hasta la agricultura y la atención médica. Según el Consejo de Comercio de EE. UU., hay 8 millones de vacantes laborales, pero solo 6,8 millones de trabajadores desempleados. Los inmigrantes están llenando este vacío, contribuyendo a nuestras economías locales y asegurando que nuestras comunidades sigan prosperando. 

Lejos de ser una carga, los inmigrantes aportan trabajo y dedicación, ayudando a construir el futuro de nuestras ciudades. Compran casas, inscriben a sus hijos en las escuelas y aportan al dinamismo de nuestros vecindarios. Sin ellos, nuestros negocios y comunidades sufrirían. Por ello, hago un llamado a nuestros legisladores para que reviertan la decisión de revocar el TPS y que implementen políticas migratorias que reconozcan las contribuciones de estos valiosos miembros de nuestra sociedad. 

Hoy más que nunca, necesitamos que nuestros líderes políticos visiten lugares como Lake Placid, para conocer a las personas que mantienen nuestras empresas en funcionamiento y que son la esencia de nuestro sueño americano.

Su historia y su espíritu son recordatorios poderosos de lo que está en juego, no solo para ellos, sino para todos nosotros. La fortaleza de Estados Unidos radica en su diversidad y en su tradición de acoger a quienes buscan una vida mejor.