La cadena de restaurantes Hooters, famosa por sus alitas y su personal femenino en uniformes naranjas, ha comenzado a cerrar varias ubicaciones en al menos 12 estados de Estados Unidos, tras presentar solicitud de bancarrota. A pesar de las declaraciones oficiales de que la marca seguiría operando, los cierres continúan afectando a la presencia de la cadena en el país.

Hooters, la reconocida cadena de restaurantes conocida por sus alitas y su personal femenino en uniformes naranjas, ha iniciado un proceso de cierre de varias de sus ubicaciones en Estados Unidos, a pesar de haber presentado una solicitud de bancarrota bajo el capítulo 11.

La compañía, que en su apogeo contaba con más de 150 restaurantes en todo el país, ha decidido cerrar al menos 30 locales en diferentes estados, en lo que ha sido un movimiento difícil pero necesario para afrontar sus problemas financieros.

Desde principios de 2024, Hooters ha estado en proceso de reducir su presencia física, cerrando locales en estados como Alabama, Florida, Indiana, Illinois, Kentucky, Michigan, Missouri, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennessee y Texas.

A través de comunicados oficiales, la cadena ha insistido en que no tiene intención de desaparecer y que estos cierres forman parte de una estrategia para reestructurar sus finanzas y operaciones.

La historia de Hooters se remonta a 1983, cuando fue fundada en Clearwater, Florida, por un grupo de empresarios que buscaban crear un espacio donde la gastronomía y el entretenimiento se combinaran en un ambiente informal y divertido.

La marca rápidamente ganó popularidad, no solo por sus alitas de pollo, sino también por su estilo distintivo y su personal en uniforme, que se convirtió en un icono cultural.

En 2019, Hooters enfrentó desafíos significativos debido a la creciente competencia en el mercado de comida rápida y casual, así como por las dificultades generadas por la pandemia de COVID-19.

La empresa acumulaba una deuda cercana a los 350 millones de dólares (aproximadamente 330 millones de euros), lo que la llevó a buscar protección bajo la ley de bancarrota en marzo de 2025.

Aunque en los anuncios oficiales la compañía afirmó que seguiría operando y que la bancarrota era una medida para fortalecer su estructura financiera, las decisiones de cerrar numerosos locales parecen indicar lo contrario.

La incertidumbre sobre el futuro de la cadena ha generado preocupación entre empleados y franquiciados, quienes aún esperan una comunicación clara sobre cuándo y dónde se producirán los cierres.

El proceso de venta de los locales, que en su mayoría son unidades operadas por franquiciados, continúa en marcha. La estrategia busca reducir la deuda y permitir que la marca sobreviva en un modelo más reducido y rentable. Sin embargo, los expertos en la industria restaurantera advierten que la competencia en el sector es feroz y que la recuperación de Hooters dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas tendencias del mercado.

A nivel internacional, la presencia de Hooters ha sido menor en comparación con su auge en Norteamérica, aunque aún mantiene operaciones en algunos países.

La marca también ha enfrentado críticas por su imagen y política de personal, lo que ha provocado debates sobre su relevancia en la cultura moderna.

Mientras tanto, los consumidores y seguidores de la marca están atentos a los próximos movimientos y posibles reaperturas, en un contexto donde la recuperación económica y la innovación serán claves para que Hooters recupere su lugar en el mercado.

La historia de esta cadena refleja los altibajos de las empresas en un entorno cada vez más competitivo y cambiante.

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