Las principales cadenas de farmacias en Estados Unidos enfrentan una serie de cierres masivos, con Rite Aid declarando bancarrota por segunda vez en menos de un año y Walgreens y CVS reduciendo significativamente su presencia física. La situación refleja las dificultades del sector ante cambios en el consumo y la competencia digital, impactando a miles de empleados y a los clientes que dependen de estos servicios.

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El panorama de las cadenas de farmacias en Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más complicados en décadas. Empresas como CVS, Walgreens y Rite Aid están llevando a cabo cierres masivos de tiendas, una tendencia que refleja tanto la transformación del sector como las dificultades económicas que enfrentan estas compañías.

La situación ha provocado una reorganización del mercado y ha dejado a miles de empleados en la cuerda floja, además de afectar a millones de clientes que dependen de estos establecimientos para sus necesidades de salud y bienestar.

Rite Aid, en particular, ha sido noticia por su difícil situación financiera. La cadena anunció en mayo de 2025 que había presentado una segunda solicitud de bancarrota en menos de un año, específicamente bajo el capítulo 11, lo que permite reestructurar sus deudas y buscar un nuevo dueño.

En esta ocasión, Rite Aid identificó el cierre de 316 tiendas en todo Estados Unidos, como parte de su plan para vender activos y reestructurar su negocio.

Antes de la bancarrota, Rite Aid contaba con 1,240 establecimientos distribuidos en 15 estados, pero la competencia y la disminución en las ventas le han obligado a reducir su presencia física de manera drástica.

El proceso de venta de activos ha sido uno de los aspectos más destacados de esta crisis. Rite Aid ha llegado a acuerdos con varias cadenas de farmacias, incluyendo CVS, Walgreens, Kroger y Albertsons, para transferir la gestión de muchas de sus tiendas en un proceso de transición que busca garantizar la continuidad de los servicios a los clientes.

De acuerdo con los informes, Rite Aid ha logrado vender los archivos de recetas y otros activos en 810 de sus tiendas, pero aún busca vender los archivos de otros 200 locales.

La venta de estos activos se realiza en medio de un contexto en el que la compañía busca salir de la bancarrota sin perder completamente su presencia en el mercado.

Por otro lado, Walgreens también ha anunciado un proceso de cierre de aproximadamente 1,200 tiendas en un período de tres años, comenzando en 2025.

La cadena, que en 2024 fue adquirida por el fondo de inversión privado Sycamore Partners por 9.2 mil millones de euros, ha justificado estos cierres como parte de un plan de reestructuración para enfocarse en su negocio principal de farmacia minorista.

La medida responde a la caída en las ventas y a la competencia de plataformas digitales y farmacias en línea.

CVS también ha reducido su red de tiendas, cerrando unas 900 en los últimos años y planificando cerrar otras 270 en 2025. La compañía ha explicado que estos cierres forman parte de una estrategia para optimizar su presencia física y adaptarse a los cambios en los hábitos de consumo de los clientes, que cada vez prefieren realizar compras y gestionar sus recetas desde plataformas digitales.

La crisis en el sector farmacéutico no se limita solo a estas tres cadenas. Varias otras empresas, como Macy’s, Denny’s y Forever 21, han anunciado cierres de tiendas en un intento por adaptarse a las nuevas condiciones del mercado.

La tendencia refleja una transformación profunda en el retail, donde la digitalización y los cambios en los patrones de consumo están desplazando a los modelos tradicionales.

A nivel económico, estos cierres representan una pérdida significativa de empleos y una reducción en la disponibilidad de servicios de salud en muchas comunidades, especialmente en áreas rurales o menos urbanizadas.

La situación también ha generado preocupación entre los reguladores y organizaciones de salud, que temen que el cierre de muchas farmacias pueda afectar el acceso a medicamentos y servicios esenciales.

En conclusión, las cadenas de farmacias en Estados Unidos enfrentan una etapa de profunda transformación, marcada por cierres masivos y cambios en su modelo de negocio.

La salida de Rite Aid de la bancarrota, junto con los ajustes de Walgreens y CVS, reflejan una tendencia que probablemente continuará en los próximos años, a medida que el sector se adapta a un entorno cada vez más digital y competitivo.

La recuperación de estas empresas dependerá de su capacidad para reinventarse y ofrecer servicios que respondan a las nuevas demandas de los consumidores, asegurando así su supervivencia en un mercado en constante cambio.