Muchos conductores confunden la tracción en las cuatro ruedas con la tracción en todas las ruedas, pero en realidad son sistemas muy distintos. Aquí te explicamos en qué consisten y cuándo es conveniente cada uno, además de algunos datos históricos y precios aproximados en euros.
Aunque ambos sistemas implican la distribución de potencia a las cuatro ruedas del automóvil, su funcionamiento, uso y ventajas son notablemente distintos.
Históricamente, los sistemas de tracción en las cuatro ruedas se desarrollaron en la década de 1900 para mejorar la capacidad off-road de los vehículos y facilitar su desplazamiento en terrenos difíciles.
Por ejemplo, en los años 50, marcas como Jeep popularizaron estos sistemas en vehículos diseñados para la aventura y el trabajo en terrenos escarpados.
Por otro lado, la tracción en todas las ruedas fue perfeccionada en los años 80 y 90, principalmente en vehículos de uso cotidiano, para ofrecer mayor seguridad en condiciones climáticas adversas como lluvia, nieve o hielo.
Este sistema se ha vuelto muy común en SUVs y sedanes, permitiendo una conducción más segura en el día a día.
En términos de funcionamiento, la principal diferencia radica en que el sistema #AWD está diseñado para estar activo en todo momento, distribuyendo automáticamente la potencia entre el eje delantero y trasero según las necesidades del momento.
Esto se logra mediante un diferencial central que ajusta la fuerza para mantener la estabilidad y el control en condiciones variables.
El sistema #4WD requiere que el conductor seleccione manualmente diferentes modos de conducción
En cambio, el sistema 4WD requiere que el conductor seleccione manualmente diferentes modos de conducción. Normalmente, puede activarse en modo 2H para uso en carreteras normales, 4H para condiciones de lluvia o caminos mojados, y 4L para terrenos muy difíciles como barro profundo, nieve intensa o rocas.
Este sistema suele estar equipado en vehículos tipo pickup o SUVs robustos diseñados para off-road.
Desde el punto de vista de precios, un vehículo con sistema AWD puede costar en torno a 25.000 euros, dependiendo de la marca y las características adicionales, mientras que los modelos con sistema 4WD, especialmente los destinados a off-road, pueden partir desde los 30.000 euros y superar los 50.000 euros en versiones más equipadas y de alta gama.
Es importante también destacar que el sistema AWD, al estar siempre activo y ser más compacto, suele ofrecer una conducción más cómoda y eficiente en condiciones urbanas.
Sin embargo, consume un poco más de combustible que un vehículo de tracción delantera o trasera. Los sistemas 4WD, aunque más pesados y menos eficientes en consumo, proporcionan una mayor capacidad off-road y una mayor durabilidad en terrenos extremos.
En resumen, la elección entre 4WD y AWD dependerá principalmente del uso que le vaya a dar el conductor. Quienes necesitan un vehículo para caminos rurales, montaña o trabajos en campo, probablemente optarán por un sistema 4WD. En cambio, para el uso diario en ciudad con ocasionales condiciones adversas, el AWD será más conveniente y cómodo.
Estos sistemas son un ejemplo de cómo la innovación tecnológica en la automoción continúa adaptándose a las diferentes necesidades, desde el ocio y el trabajo hasta la seguridad en la conducción.
