Los aranceles sobre autos importados de México y Canadá podrían influir en el mercado automotriz estadounidense, afectando precios y empleos.

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En un contexto de creciente tensión comercial, el presidente Donald Trump ha reactivado los aranceles sobre los automóviles importados de México y Canadá, que podrían entrar en vigor a partir de marzo.

Esta decisión se suma a una serie de medidas proteccionistas que han marcado su administración y que, según expertos, tendrán un impacto significativo en los consumidores estadounidenses y en la industria automotriz en general.

Durante un discurso reciente ante el Congreso, Trump expresó su intención de hacer que los pagos de intereses de los préstamos para vehículos fabricados en EE.UU. sean deducibles de impuestos. Sin embargo, esta propuesta ha generado confusión entre los analistas, ya que actualmente ningún automóvil vendido en el país es completamente fabricado en EE.UU. Todos ellos dependen de componentes importados que cruzan fronteras varias veces durante su ensamblaje.

"Incluso el vehículo más 'americano' tiene alrededor de un 30% de piezas que no se producen aquí", indicó Patrick Masterson, investigador principal de Cars.com, quien supervisa el índice de 'hecho en América'. Esta realidad refleja la naturaleza global de la industria automotriz, que desde sus inicios ha estado interconectada a través de cadenas de suministro internacionales.

La normativa de la Comisión Federal de Comercio (FTC) establece que un producto puede ser etiquetado como 'Hecho en EE.UU.' solo si es fabricado 'en su totalidad o casi en su totalidad' en el país. En el caso de los automóviles, esto significa que la mayoría de sus piezas deben ser de origen nacional y el ensamblaje debe realizarse en EE.UU. Cuando las partes provienen de otros países, el producto debe ser etiquetado adecuadamente como 'Hecho en EE.UU. con partes importadas'.

Un informe de Cars.com de principios de febrero reveló que el 51.4% de los vehículos nuevos en inventario fueron ensamblados en EE.UU. Mientras tanto, el 18.9% se ensambló en México, el 4.2% en Canadá y el 1.4% en China. Importantes fabricantes como General Motors, Ford y Stellantis producen vehículos en México y Canadá que luego se venden a consumidores estadounidenses, creando una compleja red de dependencia que podría verse afectada por los nuevos aranceles.

El miércoles, Trump anunció que se permitirá un retraso de un mes en los aranceles del 25% para los automóviles provenientes de México y Canadá.

Sin embargo, expertos advierten que, si se implementan, estos aranceles, junto a un 20% para los vehículos chinos, podrían resultar en despidos en la industria automotriz y aumentos en los precios para los consumidores, ya que los fabricantes estadounidenses tendrían que asumir los costos impuestos por estos impuestos.

"Aunque hay un alivio temporal, esto no ha terminado", comentó Newman de Cars.com. "Claramente, parece que el presidente está utilizando esto como una herramienta de negociación... Así que, incluso si se resuelve este año, podría volver a surgir en el futuro, y es algo que los fabricantes de automóviles deben tener en cuenta".

Entre los vehículos más 'americanos', el Tesla Model Y se destaca como el automóvil más fabricado en EE.UU., liderando el índice durante tres años consecutivos. Sin embargo, es importante señalar que los vehículos eléctricos enfrentan desafíos únicos, ya que requieren baterías y minerales que no se producen en el país.

Otros modelos que ocupan los primeros lugares en la lista incluyen el Honda Passport, el Volkswagen ID.4 y el Honda Odyssey.

La incertidumbre en torno a los aranceles y las políticas comerciales de la administración actual continúan creando un clima de inestabilidad en el que los consumidores y fabricantes deben navegar con cautela.

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