El triatlón femenino en París 2024 se llevó a cabo entre polémicas y desafíos en un río Sena afectado por contaminación, con destacadas actuaciones y quejas de las atletas.

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Después de varios días de incertidumbre y análisis que generaron muchos problemas a la organización, finalmente se llevó a cabo el triatlón femenino de los Juegos Olímpicos de París 2024 en el río Sena.

Las competidoras, lideradas por la argentina Romina Biagioli, comenzaron la prueba a las 8 en punto con un comienzo complicado que resultó en una serie de quejas y accidentes.

Las intensas lluvias de la semana anterior habían llevado a la cancelación de los entrenamientos y generaron preocupaciones sobre los altos niveles de contaminación del agua.

Esto hizo que la competencia masculina, programada inicialmente para el martes, se reprogramara a último momento.

Las triatletas, al concluir la jornada del martes, se retiraron a descansar sin saber si tendrían la oportunidad de competir al día siguiente, lo que añadía una carga emocional extra a la tensión de los Olímpicos.

Por la mañana, la confirmación de que el triatlón se realizaría trajo alivio a las competidoras.

La partida se dio en el Puente Alejandro III, un escenario emblemático que unía importantes monumentos parisinos.

Las gradas estaban repletas de espectadores entusiastas, pero el ambiente festivo se empañó por las dificultades de las atletas.

Una controversia notable marcó el inicio de la prueba, ya que un equipo de competidoras se lanzó al agua antes de la señal de salida oficial, lo que generó desconcierto y descontento entre aquellas que esperaron.

Biagioli, quien tuvo una destacada actuación al comienzo, se vio arrastrada a un escándalo de largada injusta.

"Fue un comienzo problemático.

También se notó la corriente fuerte del río, lo que influyó en cómo cada atleta decidió nadar", comentó Biagioli.


A pesar de su buen desempeño inicial, una caída en la etapa de ciclismo la relegó a una posición menos favorable, terminando en el 47° lugar.

Las quejas no se limitaron a la salida.

Los niveles de contaminación en el Sena, considerados peligrosos solo horas antes de la competencia, comenzaron a preocupar a las triatletas.

A pesar de ello, Biagioli declaró que su mayor preocupación era la corriente del río, que no pudo evaluar con anticipación.

"Es un derecho de los atletas conocer el circuito antes de la competencia", argumentó.

El recorrido de ciclismo también estuvo marcado por riesgos.

La pista mojada dejó a varias competidoras en el suelo tras caídas que, afortunadamente, no resultaron en lesiones graves.

La fase final de carrera a pie, que culminó con la victoria de la francesa Cassandre Beaugrand, amplificó la sensación de logro entre las atletas que completaron el recorrido, aunque con un trasfondo de insatisfacción con la organización.

El evento dejó una mezcla de orgullo y descontento.

La española Miriam Casillas señaló que "se pensó poco en los atletas" mientras que Biagioli, a pesar de los inconvenientes, se mostró satisfecha por haber participado en su segundo Juego Olímpico, destacando que la experiencia fue un sueño cumplido.

"No todos los días se puede competir junto a los mejores del mundo", concluyó. Aunque su resultado no fue lo que esperaba, la satisfacción de haber logrado llegar hasta allí fue su mayor recompensa.