En un enfrentamiento familiar tenso, Francisco Cerúndolo se impuso a su hermano Juan Manuel en el Argentina Open, avanzando a la siguiente ronda donde se medirá ante Alexander Zverev.

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Cerúndolo

Con el marcador empatado a dos en el primer set, la tribuna animaba a su favorito con un entusiasta "¡Vamos, Cerúndolo!". Era un duelo inusual, ya que se trataba de dos hermanos compitiendo a un alto nivel, sobre todo porque Francisco ocupa el puesto 28 del ranking mundial.

Alejandro, conocido como "Toto", el padre de los hermanos, se mostró sorprendentemente sereno en el palco. Al contrario de lo ocurrido el día anterior, cuando su emoción se hizo viral, esta vez optó por observar en silencio. En ese instante, las tensiones eran palpables, pero también había una mezcla de orgullo y respeto por el gran esfuerzo de sus hijos. Durante el encuentro anterior, mientras sus hijos jugaban, se había convertido en el centro de atención tras ser grabado animando a ambos al mismo tiempo, lo que resultó en un divertido reclamo de Francisco que le pidió que se mantuviera en silencio.

Este emparejamiento representaba no solo una competición deportiva, sino también la culminación de años de dedicación y entrenamiento familiar. En este contexto, Alejandro había decidido no dirigir ni un solo grito de ánimo, simplemente prefiriendo disfrutar del partido.

El partido en sí fue un claro reflejo de la frente competitiva entre ambos. Francisco demostró una notable habilidad, superando a Juan Manuel con un contundente 6-2 y 6-3 en un tiempo de 1 hora y 17 minutos. La audiencia, aunque algo distante al principio, comenzó a trasladarse lentamente al court central tras darse cuenta de la superioridad de Francisco, quien controló el juego con su saque y su poderoso golpe de derecha, manteniendo a su hermano a la defensiva.

A pesar de la emoción típica de un encuentro de tenis, la atmósfera era más tranquila en comparación con el acalorado choque anterior entre Diego Schwartzman y Nicolás Jarry, que había creado una atmósfera digna de la Copa Davis.

Sin embargo, los gritos de aliento se tornaron escasos, con un único "¡Vamos, Juanma!" resonando en los momentos finales, aunque no fue suficiente para cambiar el rumbo del encuentro.