El joven tenista argentino, hijo del campeón del mundo, logró su primer título en un emocionante Challenger tras más de seis horas de juego.

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El tango dice que hay que aprender a sufrir antes de alcanzar la gloria, y eso lo vivió intensamente Román Burruchaga, el hijo del famoso campeón del mundo de 1986.

Este joven tenista argentino, de 23 años, logró el pasado domingo su primer título importante en el circuito profesional al coronarse campeón del Challenger de Piracicaba, en Brasil.

La conquista de Burruchaga no fue sencilla. Durante un agotador domingo, tuvo que enfrentarse a dos desafíos, jugando casi siete horas entre semifinals y la final. El día comenzó con condiciones climáticas adversas, que obligaron a cambiar la sede del torneo a una cancha techada en San Pablo, para garantizar que las competiciones pudieran terminar a tiempo.

A pesar de estas dificultades, el joven entrenado por Leonardo Mayer no se dio por vencido y continuó adelante.

En su primer encuentro de esa jornada, las semifinales, Burruchaga, quien fue sembrado en el sexto puesto, se midió ante el brasileño Gustavo Heide, clasificado séptimo.

Después de una batalla que duró tres horas y dos minutos, logró avanzar a la final mediante un marcador final de 7-5, 3-6 y 7-6 (7-0).

Por otro lado, Facundo Mena, de 32 años, quien también había tenido una dura victoria en la mañana ante el boliviano Hugo Dellien, se preparaba para el duelo final.

Mena eliminó a Dellien, tercera cabeza de serie, con un resultado de 3-6, 6-3 y 6-0. Esto dejaba a los dos argentinos listos para una final que prometía ser memorable.

La final fue una exhibición de resistencia y talento. Ambos tenistas estaban visiblemente agotados, demostrando una gran habilidad en un partido sumamente equilibrado que estuvo lleno de emociones. El resultado final fue un tanto inusual, dado que el encuentro se desató mediante varios tie breaks que mantuvieron a todos al borde de sus asientos.

Finalmente, luego de tres horas y 45 minutos de intensa competencia, Burruchaga se impuso a Mena con un marcador de 7-6 (10-8), 6-7 (6-8) y 7-6 (7-4), salvando además un punto de campeonato decidido a favor de su rival.

A lo largo de estos dos partidos, acumuló un total de seis horas y 47 minutos en la cancha, un esfuerzo monumental que quedará grabado en su memoria como el día que logró su primera victoria importante.

También es un recordatorio del sacrificio que conlleva el deporte de alto rendimiento.

Un dato curioso es que su entrenador, el Yaca Mayer, también es conocido por su resistencia. En 2015, jugó un partido histórico de seis horas y 43 minutos en la Copa Davis contra el brasileño Joao Souza, que terminó siendo el partido más largo de la historia de esta competición.

La victoria de Burruchaga no solo marca un hito en su carrera, sino que también reafirma el legado familiar en el deporte argentino.