El tenista serbio comparte detalles sobre su experiencia en Melbourne y el impacto en su salud tras su deportación.

El tenista serbio Novak Djokovic ha compartido recientemente recuerdos inquietantes de su tiempo en Australia, donde ha vivido tanto grandes triunfos como momentos difíciles.

En 2008, Djokovic conquistó su primer título de Grand Slam en este país, pero las cosas cambiaron drásticamente en 2022 cuando fue deportado debido a la controversia relacionada con su negativa a vacunarse contra el COVID-19. En una entrevista publicada con la revista GQ, Djokovic relató las experiencias traumáticas que ha enfrentado en Australia, donde no solo ha celebrado victorias, sino también ha pasado por una serie de eventos que afectaron gravemente su salud.

El serbio, quien busca su 25° título de Major en el Australian Open, mencionó que a pesar de haber tenido algunos de sus momentos más felices en Australia, ahora enfrenta una ansiedad palpable cada vez que pasa por los controles migratorios.

Según su relato, durante su detención en un hotel de Melbourne a la espera de una resolución sobre su visa, la comida que le fue proporcionada lo hizo sentir mal y, alarmantemente, le reveló tras realizarse pruebas que tenía altos niveles de metales pesados como plomo y mercurio en su organismo.

Esta revelación fue un golpe devastador para el tenista, quien menciona que esa comida pudo haber sido la causa de sus problemas de salud posteriores.

"Cuando volví a Serbia, experimenté varios problemas de salud.

Nunca antes lo había contado, pero me hice pruebas y descubrí que tenía niveles alarmantes de metales pesados.

El único lugar donde comí esos días fue en el hotel de Melbourne; es la única explicación que encuentro", afirmó Djokovic en la entrevista.

Durante su detención, también describió cómo fue tratado; le dieron un papel donde debía elegir artículos básicos que estaban limitados por un sistema de puntos.

Aparentemente, había una confusión por parte de las autoridades, proporcionando aún más frustración a Djokovic en un momento ya complicado.

En sus momentos en la habitación del hotel, el tenista intentó mantenerse en forma realizando ejercicio, mostrando su determinación de participar en el torneo aun bajo esas circunstancias difíciles.

Después de ser liberado, su experiencia no mejoró mucho.

Relató que se sentía como un fugitivo, con presencia policial constante y vigilancia aérea.

Las tensiones de estos momentos pasaron factura tanto emocional como físicamente, afectando su bienestar.

Sin embargo, Djokovic enfatizó que no guarda rencor hacia el pueblo australiano y se sintió agradecido por haber recuperado su visa, lo que le permitió volver a competir.

De hecho, su historial en Australia es notable, habiendo celebrado diez títulos del Australian Open hasta la fecha.

Mientras se prepara para un nuevo torneo, Djokovic no solo está buscando romper su propio récord, sino también medirse a la nueva generación de tenistas como Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, quienes se perfilan como sus más cercanos rivales.

Sin embargo, el serbio sigue reflexionando sobre su legado y el futuro del tenis, afirmando que espera que los jóvenes tenistas cuiden de su salud y continúen brillando en el deporte, tal como él lo ha hecho a lo largo de su carrera.