Wimbledon generó en 2023 cerca de 440 millones de euros, pero los tenistas solo percibieron aproximadamente 60 millones, evidenciando una disparidad en la distribución de beneficios del circuito. La denuncia de la PTPA busca cambiar esta situación y mejorar las condiciones laborales de los jugadores.

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Sin embargo, la parte que llega directamente a los tenistas es sorprendentemente pequeña: alrededor de 70 millones de euros distribuidos entre los mejores jugadores del mundo, lo que representa apenas el 16% de lo que la organización generó durante esa temporada.

Esta disparidad ha provocado numerosas protestas y debates en el mundo del tenis, pues la mayoría de los atletas considera que su contribución al éxito financiero del torneo no se refleja adecuadamente en sus pagos.

Para entender la magnitud de esta problemática, es importante recordar que Wimbledon, uno de los cuatro Grand Slams, es un torneo con historia que data de 1877 y ha sido un símbolo de tradición y excelencia en el deporte.

Sin embargo, en los últimos años, ha estado en el centro de discusiones acerca de la distribución de ganancias, especialmente en comparación con otros deportes donde los atletas reciben porcentajes mucho mayores de los #ingresos generados.

La situación actual no es algo nuevo en el mundo del deporte. Desde hace décadas, los atletas profesionales enfrentan desigualdades en compensaciones, y en el fútbol, por ejemplo, los jugadores suelen negociar salarios y porcentajes de beneficios mucho más altos.

En tenis, mientras que los organizadores y federaciones se benefician de millones, los jugadores suelen quejarse de condiciones laborales precarias, calendario exhaustivo y poca transparencia en los ingresos.

Hace unos cuatro meses, la Professional Tennis Players Association (PTPA), un sindicato liderado por figuras como Novak Djokovic, lanzó una denuncia formal contra entidades como la ATP, WTA, ITF y ITIA.

Acusan a estos organismos de prácticas monopolísticas, reducción injustificada de ganancias para los jugadores, explotación de recursos y de un calendario desfasado que afecta la salud mental y física de los tenistas.

La denuncia fue presentada en varias jurisdicciones internacionales, incluyendo Bruselas, Londres y Nueva York, con la esperanza de lograr cambios significativos que beneficien a los deportistas.

Uno de los aspectos que más se cuestionan es la proporción de ingresos que reciben los jugadores en comparación con las ganancias totales del circuito

Uno de los aspectos que más se cuestionan es la proporción de ingresos que reciben los jugadores en comparación con las ganancias totales del circuito.

Mientras #Wimbledon generó cerca de 440 millones de euros en 2023, la mayor parte se destina a cubrir gastos de organización y a las federaciones nacionales, como la británica, que recibe aproximadamente el 98% de los beneficios obtenidos del torneo.

Además, solo una fracción de los beneficios se reparte entre los jugadores, quienes reciben aproximadamente un 17% de los ingresos, cifra que contrasta con otros deportes como el golf o el fútbol, donde los deportistas perciben entre el 30 y el 50%.

Este desequilibrio ha llevado a los líderes de la #PTPA a solicitar mejores condiciones económicas y una revisión del sistema de premios, argumentando que los jugadores son la verdadera fuerza impulsora del éxito del circuito.

La situación se ve agravada por la forma en que se celebran torneos de exhibición sin impacto en el ranking, pero que generan millones y sirven a los tenistas como medios de subsistencia y preparación.

Por ejemplo, las exhibiciones como la Laver Cup o eventos en Arabia Saudita aportan millones de euros en ingresos, a costa de un desgaste físico y mental adicional para los jugadores, que además no obtienen beneficios en su clasificación oficial.

La tensión es tal que algunos tenistas, como Jaume Munar, han expresado públicamente la dificultad de mantener tanto la carrera deportiva como la vida personal, destacando el sacrificio que ello implica en su salud mental y bienestar.

De cara al futuro, la ATP ha anunciado planes para extender los períodos de descanso para los jugadores a partir de 2028, buscando aliviar un calendario que muchos consideran insostenible.

Sin embargo, la problemática de fondo continúa, y la controversia sobre la distribución de ingresos y derechos sigue siendo uno de los debates principales en el deporte.

En definitiva, si bien Wimbledon y otros Grand Slams generan millones, la proporción que recibe el jugador profesional sigue siendo desigual y baja en comparación con la riqueza total que estos eventos producen.