La jornada inaugural del Argentina Open 2025 fue marcada por un calor extremo, desafiando a jugadores y espectadores en un ambiente intensamente caluroso.

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El Buenos Aires Lawn Tennis Club se convirtió en un auténtico horno durante la apertura del Argentina Open 2025, donde las altas temperaturas y la pasión del público local se unieron para crear una atmósfera peculiar.

Con el termómetro marcando casi 40 grados Celsius, el evento no solo desafiaba a los jugadores, sino también a los espectadores, quienes buscaban refugio a toda costa.

Aproximadamente a las 13:30, comenzaba la sesión diurna, pero en los primeros partidos se notó una gran cantidad de asientos vacíos en el estadio.

Esto se debía, en parte, a la falta de tenistas argentinos compitiendo, pero primó la opresión del calor. La audiencia intentó encontrar sombra y muchos optaron por gorros, toallas, paraguas y remeras atadas a la cabeza para hacer frente a las inclemencias del tiempo.

En la cancha, los tenistas mostraban signos claros de agotamiento, con sudor empapando sus camisetas y la necesidad constante de hidratarse al máximo.

Resultaba evidente que el alivio que experimentaban al recibir sombra de una sombrilla era un momento muy esperado durante los cambios de lado.

Roberto Carballes Baena y Dusan Lajovic, quienes disputaron el primer encuentro del día, fueron los más afectados. Su encuentro se extendió por casi dos horas y media, llevándolos a un desgaste físico considerable, sobre todo en un momento tan caluroso.

Después de un primer set en el que Lajovic se impuso tras un reñido tie-break, ambos jugadores tomaron un tiempo de descanso, pero al regresar, la ropa seca que habían cambiado no tardó en empaparse de sudor nuevamente.

Muchos espectadores decidieron salir del estadio para encontrar un alivio temporal, algunos incluso optaron por disfrutar de un partido de dobles que se jugaba en la cancha número dos, donde Francisco Cerúndolo y Tomás Etcheverry se impusieron a los franceses Sadio Doumbia y Fabien Reboul por 7-5 y 6-4.

La sensación predominante entre el público era la de disfrutar del tenis, aunque también luchaban por mantenerse frescos y bien hidratados. A pesar de que se permitía la entrada de botellas debido al calor, al llegar al ingreso debían vaciarlas y muchos optaron por tomar agua de los puntos habilitados, aunque algunos decidieron pagar hasta 10 euros (equivalente a 5000 pesos) por una botella de agua de medio litro en el área de comidas.

A medida que caía la tarde y la jornada nocturna comenzaba a las 18:30, el sol ya no castigaba tanto y el ambiente se tornaba más propicio para disfrutar de los partidos.

Sin embargo, los especialistas advierten sobre los riesgos del deporte en condiciones extremas.

Los médicos deportivos subrayan que el alto rendimiento y las altas temperaturas no son una combinación ideal. El cuerpo humano enfrenta dificultades para regular su temperatura, lo que podría comprometer la concentración y la eficiencia del atleta. El calor extremo puede llevar a deshidratación, que a su vez puede causar problemas cardíacos y otros riesgos importantes para la salud. Esto refuerza la necesidad de que los torneos se diseñen con horarios más adecuados, evitando las horas pico de calor.

La temática del calor extremo en eventos deportivos es un asunto que debe tomarse con seriedad, y aunque se tiende a priorizar la competencia, la salud de los atletas debe ser siempre la máxima prioridad.