El kazajo Alexander Bublik dejó su huella en el Masters 1000 de París, mostrando su inusual estilo de juego y carisma, a pesar de caer ante Holger Rune en la segunda ronda.

Alexander Bublik no logró avanzar más allá de la segunda ronda en el Masters 1000 de París, donde fue eliminado por el danés Holger Rune, número 13 del ranking y claramente favorito, con un marcador de 6-4 y 6-2 en tan solo una hora y 11 minutos de juego.

A pesar de la derrota, el kazajo, conocido por su estilo único y excéntrico, se robó el espectáculo en la cancha 1 del Palais Omnisports de Bercy, brindando un entretenimiento que va más allá del tenis clásico.

Uno de los momentos más memorables de su actuación ocurrió al inicio del segundo set.

Luego de ceder un quiebre en el primer game y de ir 0-2 abajo, Bublik decidió sorprender al público con un saque de debajo, un recurso que utiliza con frecuencia.

En el primer intento, no logró el efecto deseado, y Rune se llevó el punto sin problemas.

Sin embargo, con una sonrisa burlona, Bublik insistió en su estrategia y ejecutó un segundo saque similar, que lo llevó a ganar el punto y reducir la desventaja a 1-2, desatando una ovación en las gradas.

"Para ganar un punto con el saque de abajo se necesita talento, buena anticipación y un poco de suerte", comentó luego a la cadena estadounidense Tennis Channel, visiblemente satisfecho con su performance.

En otro instante destacado, deleitó a los espectadores con una media volea golpeada detrás de su espalda, un movimiento atrevido que, aunque le costó perder el punto, le valió una merecida ovación del público.

Su capacidad para interactuar con los espectadores es bien conocida, y durante el partido se le vio conversando de manera relajada con los aficionados que lo apoyaban desde las gradas.

En medio de su alegría, también hubo espacio para momentos de frustración.

Durante el primer set, tras perder su servicio con una doble falta y quedar 4-5 abajo, Bublik rompió una raqueta al golpearla contra el suelo.

Este espectáculo no solo dejó atónitos a los presentes, sino que también hizo feliz a un aficionado al que le obsequió la raqueta rota, lo que reflejó su peculiar carisma.

"Estaba jugando horrible, tenía que hacer algo para la gente", explicó Bublik entre risas, al ser preguntado sobre su reacción.

Alexander Bublik no solo generó expectativa dentro de la cancha, sino que también dejó una impresión duradera en una entrevista posterior al partido.

"Soy una persona que se fija objetivos, y cuando los consigo rápidamente, me siento genial, porque eso me permite disfrutar más de la vida", confesó. Con un enfoque honesto y un toque de humor, el kazajo reveló su apodo en el equipo: Garfield, el famoso gato perezoso.

"Soy muy sensible, lloro con facilidad.

La última vez que lloré fue cuando mi hijo me dijo que me ama", compartió, sorprendiendo a los entrevistadores con su vulnerabilidad.

Bublik, que ha tenido una buena temporada, con un título en Montpellier y una final en Dubái, cerró su intervención con una irónica referencia a las palabras de Jannik Sinner, el número uno del mundo, quien había comentado que no juega por el dinero.

Bublik, con su estilo característico, bromeó: "Como dijo Sinner, no jugamos por el dinero".