El equipo de Talleres se consagra campeón en una noche de emociones intensas, superando a River Plate en penales.

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En una noche de emociones en la Nueva Olla, el capitán de Talleres de Córdoba, Guido Herrera, no pudo contener las lágrimas tras la victoria de su equipo en la Supercopa Internacional.

El partido, que finalizó 0-0 y se decidió por penales, vio a Gastón Benavídez convertir el penal decisivo, lo que desató la alegría entre los jugadores y los hinchas.

Herrera, el guardameta del equipo, expresó su orgullo al enfrentar a un formidable rival como River Plate, a quienes definió como un conjunto de jugadores de gran nivel, mencionando: "Tuvimos un gran temple para jugar ante un River que tiene un equipo impresionante, con jugadores que han alcanzado la gloria mundial.

Hoy le dimos la gloria a ellos y eso no tiene precio".

El pasado reciente de Talleres estuvo marcado por frustraciones, tras múltiples finales perdidas en años anteriores. "Son muchos años cargando con una mochila pesada. Al fin sumamos otra estrella a nuestro club y me siento realmente feliz por esto", añadió Herrera, recordando el sufrimiento de los aficionados que habían visto caer a su equipo en instancias cruciales.

Con un tono reflexivo, el capitán también criticó a aquellos que han dudado de su equipo: "Esto es para la gente que vino y que creyó en nosotros, porque algunos no lo hicieron.

No daré nombres, pero hay periodistas en Córdoba que decían que si Talleres ganaba el título, este sería para la gente. Hablar sin fundamento hace daño, y hay quienes no están contentos como nosotros. Hoy, todo Córdoba está en fiesta".

En referencia a su entrenador, Alexander Medina, Herrera destacó: "El Cacique nos dijo que disfrutáramos y que fuéramos a la guerra. A pesar de caer en dos ocasiones en la tanda de penales, nunca nos dimos por vencidos. Siempre hemos creído en él, incluso en los momentos más difíciles de la liga local".

La victoria de Talleres no solo se celebra como un logro deportivo, sino también como un simbolismo para toda Córdoba. Esta victoria se siente como un alivio tras años de espera y frustración. A medida que el equipo levantaba el trofeo, el sentimiento de unidad entre los jugadores y los aficionados se hizo evidente, llenando el estadio de una energía palpable y festiva.

El momento culminante de la noche llegó cuando Benavídez, autor del penal que selló la victoria, se mostró emocionado, reconociendo la magnitud de lo que significaba para el club y sus seguidores.

Los comentarios sobre el partido y la emoción vivida resonaron en los medios de comunicación, inmortalizando un hito inolvidable para Talleres de Córdoba.

La victoria en la Supercopa Internacional no solo refleja el talento y la dedicación del equipo, sino también la pasión y la historia de un club que finalmente ha vuelto a brillar en el escenario más grande del fútbol argentino.