La selección argentina celebró una goleada 3-0 frente a Venezuela en el estadio Monumental, con un doblete de Lionel Messi que emocionó a los aficionados y sirvió como despedida de una generación dorada. La actuación mostró detalles positivos y áreas a mejorar en preparación para futuros desafíos.

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La alineación, que contó con algunos cambios respecto a partidos anteriores, fue una estratégica mezcla de experiencia y promesas jóvenes, en una noche que quedará marcada por el doblete de Messi y el emotivo reconocimiento de los hinchas.

El encuentro sirvió como una especie de ensayo para la fase de preparación que afrontará Argentina de cara al Mundial, con partidos de prueba bajo el esquema táctico del técnico Lionel Scaloni.

En esta ocasión, la ausencia de figuras clave como Alexis Mac Allister y Enzo Fernández fue notable, lo que permitió a otros jugadores mostrarse en el campo y aportar a la dinámica del equipo.

Durante la primera mitad, Argentina encontró algunas dificultades para encontrar la fluidez que caracterizó a otros encuentros, en parte por la organización defensiva de Venezuela y algunos desacoples en el sector derecho del ataque.

Messi, emocionado y conmovido, arrancó el partido con algunas imprecisiones, perdiendo 15 balones en los primeros 45 minutos, algo poco habitual en su carrera.

Sin embargo, su impacto fue claro en cada intento, y las jugadas de sus compañeros buscaron siempre aprovechar su inspiración.

El esquema táctico empleado por Scaloni fue un 4-4-2 con rotaciones constantes, en particular por las bandas, donde Thiago Almada, ya consolidado en el once, y Franco Mastantuono, un juvenil de 18 años que debutaba con la selección mayor, cumplían roles importantes.

que aún no había nacido cuando Messi debutó en eliminatorias en 2005

Mastantuono, que aún no había nacido cuando Messi debutó en eliminatorias en 2005, mostró destellos de su talento en varios momentos, aunque también tuvo errores en las combinaciones con sus compañeros.

Argentina dominó la posesión y generó varias situaciones de gol. La figura de Rafael Romo, arquero venezolano, fue clave para mantener el marcador en cero en varias oportunidades. Julián Álvarez y Messi sufrieron intentos de descuento por parte de la defensa venezolana, pero solo Leo pudo vulnerar su arco con un golazo que levantó a toda la grada.

La jugada mostró la calidad del delantero rosarino, quien recibió un pase de Julián, controló con precisión y superó a los defensores con un toque sutil para colocar el balón a la derecha del portero.

El segundo tiempo trajo mayor libertad para Messi, que empezó a desplegar su repertorio habitual de gambetas, pases filtrados y regates. Nicolás González coincidió en la tenacidad ofensiva y logró anotar en su primera oportunidad tras un centro preciso de Lautaro Martínez, que ingresó con poder y determinación.

La noche se cerró con el doblete de Messi, que transformó en gol un pase atrás de Almada tras una corrida en velocidad.

El resultado final refleja la calidad y determinación de Argentina, que busca mantenerse en el camino de la confianza y el buen juego antes del inicio de las competencias oficiales.

La afición, que llenó el estadio con entusiasmo, despidió a Messi con una ovación de pie, consciente de que esta puede ser su última temporada en el país antes de partir a Estados Unidos.

Además, históricamente, estos partidos sirven de preparación para los grandes torneos y de oportunidad para que los jóvenes jugadores se consoliden en la selección.

Lionel Scaloni, jefe técnico del equipo, sabe que todavía hay aspectos a mejorar, principalmente en la organización defensiva y en la resolución en el último cuarto de cancha, pero la sensación general es positiva.

La performance de la Scaloneta, a pesar de algunas desconexiones, reafirmó su liderazgo en el fútbol sudamericano y mundial, con Messi aún en su plenitud.