El ambiente en San Lorenzo se torna complicado con críticas hacia Néstor Ortigoza y fricciones en la dirigencia del club.
A menos de ocho meses desde que tomó el mando de San Lorenzo, la dirigencia liderada por Marcelo Moretti enfrenta una etapa llena de tensiones internas.
La atmósfera en la Ciudad Deportiva del Bajo Flores y las oficinas de la sede en Av.
La Plata se ha vuelto pesada debido a una lucha de poder que se intensifica cada semana.
En la madrugada del martes, apareció un pasacalle en Boedo que lanzaba un mensaje claro: "Andate Ortigoza", dirigido a Néstor Ortigoza, quien es vocal y está a cargo del fútbol del club.
Este mensaje se observó en un sector clave, frente al lugar que en el futuro planean que albergue el estadio del club, con letras azul y amarillo, en referencia al club Boca Juniors.
Este despliegue de descontento se enmarca en un contexto reciente donde se confirmó la venta del jugador Agustín Martegani a Boca por aproximadamente 1,85 millones de euros.
Muchos culpan a Ortigoza por su supuesta amistad con Martegani, insinuando que facilitó su traspaso a un rival directo de San Lorenzo.
No obstante, fuentes cercanas a Ortigoza manifiestan que este ha intentado convencer al volante para que permanezca en el club.
A pesar de que el pasacalles no lleva firma, su aparición parece ser un capítulo más en una serie de conflictos dentro de la dirigencia cucurbitácea, donde existe una notable falta de comunicación.
Las tensiones alcanzan un punto álgido, similar a un periodo electoral donde las peleas y las indirectas están a la orden del día.
Sorprendentemente, las elecciones en San Lorenzo ocurrieron en diciembre pasado, cuando Moretti, con su agrupación Boedo en Acción, logró un triunfo decisivo que terminó con una gestión que se había estancado desde 2012, marcada por la llegada de Matías Lammens y Marcelo Tinelli.
El cambio en la presidencia no ha logrado calmar las inquietudes dentro del club.
Mientras la nueva administración presume de hacerse cargo de las deudas heredadas y mantiene una auditoría en curso, también enfrenta un clima interno muy tenso.
Recientes informaciones indican que las interacciones entre Moretti y Ortigoza se han enfriado considerablemente.
Ambas partes han empezado a enviarse mensajes velados a través de sus redes sociales, intensificando la percepción de una guerra fría.
Ortigoza, quien fue una figura clave durante la firma de un nuevo contrato para un jugador, ha sentido que su influencia está siendo menospreciada.
Algunos directivos han manifestado su descontento por la manera en que se llevan a cabo ciertas decisiones administrativas.
El escándalo por una transferencia irregular de un jugador también ha generado un clima de desconfianza y recriminaciones que aún resuena en el club.
La situación perdura a pesar de que ambos, Moretti y Ortigoza, intentan mostrarse como un dúo eficaz en público.
Sin embargo, la realidad es que la relación que en un principio era de colaboración y apoyo se encuentra visiblemente afectada y se observa una creciente falta de apoyo entre los miembros de la dirigencia.
Lo que el club necesita es una reconciliación interna que promueva la estabilidad antes de que los conflictos se conviertan en obstáculos insuperables que puedan perjudicar su rendimiento en la cancha.