El exentrenador Marcelo Gallardo vuelve a asumir el cargo en River Plate después de la decisión de la directiva de cesar a Martín Demichelis.

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El pasado domingo, el Estadio Monumental fue testigo de una conmovedora despedida para Martín Demichelis, quien dejó su cargo como entrenador de River Plate en medio de aplausos y gestos de agradecimiento.

En un ambiente donde muchos aficionados mostraron su frustración durante los últimos meses de su gestión, se alzaron banderas con mensajes como "Gracias Micho".

La directiva del club ya tenía en mente a su sucesor: Marcelo Gallardo, un ícono en la historia del equipo, conocido cariñosamente como el Muñeco.

Gallardo, quien dirigió a River durante ocho exitosos años, regresa en un momento decisivo, dispuesto a dejar atrás cualquier superstición sobre lo que pueden significar las "segundas partes" en el deporte.

Durante su anterior mandato, Gallardo conquistó un total de 14 títulos, incluyendo 7 campeonatos de liga y 7 copas internacionales.

Sin embargo, su legado no solo se mide por la cantidad de trofeos, sino también por la calidad del fútbol que potenció en el equipo.

La historia reciente lo recuerda especialmente por la final de la Copa Libertadores en 2018, donde se impuso a Boca Juniors, un hito que resuena en los corazones de todos los hinchas riverplatenses.

Gallardo encontró un equipo competitivo en su primera etapa en el banquillo, construyendo una plantilla sólida y promoviendo talentos jóvenes que darían frutos en el futuro.

Los tiempos de gloria que logró durante esos años fueron marcados por victorias memorables y un estilo de juego ofensivo que encandiló a miles.

Ahora, tras casi dos años sin dirigir al club, enfrenta un grupo en el que muchos de los pilares del éxito han partido.


Los que apoyaron a Gallardo en su anterior ciclo están ausentes, como el mediocampista Enzo Pérez y el joven fenómeno Julián Álvarez.

Esta ausencia se hace sentir, y el nuevo desafío será reorganizar al plantel y encontrar nuevas estrellas que continúen con el legado que él mismo dejó.

Sin embargo, el regreso de Gallardo no está exento de presión.

Ya no es solo un retorno a un club que ha cambiado, sino que también es un reto inminente con un primer desafío que se vislumbra en la Copa Libertadores, donde enfrentará a Talleres en los cruces decisivos.

En el ámbito local, con 18 jornadas por delante, la distancia de 5 puntos con el líder Huracán podría ser un aliciente para centrarse.

En su primer período en el club, Gallardo tuvo que lidiar con el estigma de aquellos años oscuros, donde River atravesó periodos difíciles y se ganó el apodo de "gallina". Sin embargo, esto se volvió un símbolo de identidad y orgullo tras su exitosa gestión.

El recuerdo de Ángel Labruna, otro ícono que también enfrentó desafíos en sus regresos, penetra en el imaginario colectivo de los hinchas.

A pesar de las críticas que pueda enfrentar, Gallardo sabe que es un técnico querido y respetado por la afición.

Su labor no será sencilla, pero su experiencia y conocimiento del club jugarán a su favor.

Los hinchas confían en que, esta vez, su regreso pueda traer nuevas alegrías y redimir las pérdidas recientes.

Desde el Monumental, la expectativa crece, y los corazones riverplatenses palpitan con la esperanza de un futuro prometedor con el Muñeco al mando.