Conoce la inspiradora historia de Kinzang Lhamo, la maratonista butanesa que clasificó como la más lenta en los Juegos Olímpicos de París 2024, estableciendo un nuevo hito en la historia del olimpismo.
En el contexto de los Juegos Olímpicos de París 2024, emergió una figura que se robó el corazón de los espectadores y que recordó a la célebre historia de Eric Moussambani en los Juegos de Sídney 2000.
Kinzang Lhamo, una atleta de Bután, se convirtió en la maratonista más lenta de la historia olímpica, cruzando la meta del maratón femenino con un tiempo de 3 horas, 52 minutos y 59 segundos, 90 minutos detrás de la ganadora, la neerlandesa Sifan Hassan.
Kinzang Lhamo nació el 15 de junio de 1998 y es parte del Ejército Real de Bután. Este pequeño país, ubicado en las montañas del Himalaya, ha sido conocido por su belleza natural y su cultura budista. Lhamo se destacó no solo por su participación, sino por ser la primera butanesa en competir en un maratón olímpico, llevando consigo el orgullo de una nación con cerca de 800,000 habitantes.
El maratón de Lhamo fue un verdadero viaje de perseverancia. A pesar de las adversidades del recorrido y de su propia resistencia física, logró culminar la prueba, desafiando no solo a los tiempos, sino también a sí misma.
Fue un momento conmovedor cuando se desplomó en la línea de llegada, rodeada de aplausos y admiración tanto del público como de sus compatriotas.
A pesar del tiempo relativamente largo en comparación con otras competidoras, Lhamo realizó su mejor marca personal, un testimonio de su dedicación y esfuerzo.
Ella recorrió las 42,192 hectáreas con una fuerza que iba más allá de lo físico, reflejando el verdadero espíritu olímpico de lucha y superación.
La historia de Lhamo es aún más notable si se considera que llegó a esta competición mundial sin experiencia previa en maratones de ruta. Ella había competido anteriormente en ultramaratones de montaña, incluyendo la Snowman Race, una dura competencia que abarca 203 kilómetros en terrenos montañosos, a una altitud que desafía a cualquier atleta.
En 2023, se coronó campeona del Maratón Internacional de Bután, otra prueba que destaca su capacidad y resistencia, aunque fue la primera vez que corrió en una superficie plana y fuera de su país.
El maratón de Lhamo se desarrolló en un ambiente que jamás había experimentado, con un clima y un entorno completamente distintos. A medida que se acercaba el final de la carrera, a pesar de su agotamiento, la emoción del evento la empujó hacia adelante. Se detuvo brevemente, caminó, pero nunca se detuvo en su intento de terminar la carrera. La multitud la animaba, creando una atmósfera de apoyo que seguramente le dio fuerzas para culminar su odisea.
Lhamo había declarado anteriormente que su objetivo principal era completar la carrera, un sueño que logró con éxito. Su historia se convierte en una inspiración no solo para su pueblo, sino para todos los atletas que alguna vez se sintieron desalentados. A través de su trayecto, Kinzang Lhamo se consagró como un símbolo de perseverancia y dedicación en el mundo del deporte, dejando una huella imborrable en la historia del olimpismo.