El entrenador argentino Gustavo Alfaro ha devuelto la esperanza a la selección paraguaya con una victoria significativa sobre Brasil, marcando un cambio tras años de desilusión.
Gustavo Alfaro llegó a Paraguay con la firme intención de escribir un nuevo capítulo en la historia del fútbol guaraní. Al desembarcar en Asunción, dejó claro que su objetivo es recuperar la esencia de un equipo que ha enfrentado muchas dificultades en los últimos años: "Debemos volver a nuestras raíces", afirmó, refiriéndose a la garra que ha caracterizado a la selección en competencias anteriores de la Conmebol.
Sin embargo, la tarea no sería sencilla.
La selección paraguaya se encontraba con solo 5 puntos en las Eliminatorias para el Mundial y tenía que afrontar a selecciones poderosas como Uruguay y Brasil en sus próximos encuentros.
A pesar del panorama adverso, el equipo dirigido por Alfaro logró un empate valioso contra Uruguay y, lo más destacado, una victoria por 1-0 sobre Brasil después de 16 años.
Este triunfo fue crucial, ya que marcó no solo una mejora en el desempeño del equipo, sino también un reencuentro con su identidad futbolística.
En sus primeras interrogaciones post-partido, Alfaro habló sobre la importancia de mantener el arco a cero: "Es fundamental cuidar nuestra portería, y hoy lo logramos", compartió después del encuentro en el Estadio Defensores del Chaco.
Durante su alocución, el técnico hizo referencia a la necesidad de perseverancia: "Debemos intentar 100 veces antes de dar con la clave". En la conferencia, mezcló su amor por la literatura y la poesía, recordando a grandes como Ernest Hemingway y el cantautor Joan Manuel Serrat.
Este tipo de discurso ha cautivado no solo a los jugadores, sino también a los aficionados que comienzan a ver con optimismo el futuro de la selección.
"Hoy siento que Paraguay es nuevamente Paraguay", exclamó Alfaro, quien se ha ido ganando el respeto y la admiración del hincha.
La imagen del entrenador motivando a sus jugadores en el túnel hacia el vestuario se volvió viral, reflejando su conexión con ellos y su capacidad de liderazgo.
La revolución que ha ocasionado en el entorno futbolístico paraguayo es palpable.
La victoria ante Brasil no solo fue bien recibida por los fans, sino también por el presidente de Paraguay, Santiago Peña, quien se unió al optimismo colectivo, expresando en redes sociales: "Volvemos a soñar con un Mundial". Paraguay no se clasificó a la última Copa Mundial, la de Rusia 2018, y su última participación fue en Sudáfrica 2010. Desde entonces, el equipo ha enfrentado un periodo de estancamiento, haciendo que la postura de Alfaro resuene con un significado especial en la sociedad paraguaya.
Como si todo eso no fuera suficiente, el proceso de Alfaro se basa en la ilusión de que Paraguay puede llegar a la próxima Copa Mundial.
"Nunca está escrito que no podemos hacerlo", subrayó el entrenador, instando a sus dirigidos a mantener la fe y la ambición.
Con el panorama abierto, los guaraníes apuntan a afrontar con determinación los siguientes compromisos en las Eliminatorias, confiando en que seguirán construyendo sobre esta nueva tensión de competitividad y éxito.