El joven piloto argentino, nacido en Barcelona, comparte su experiencia en su primer Gran Premio de Moto3 en Tailandia, reflexionando sobre su trayectoria y los desafíos de competir entre los mejores del mundo.

En Tailandia, donde se celebra la primera fecha del Mundial de Motociclismo, un joven debutante con mirada inocente se ha convertido en el centro de atención.
Valentín Perrone, con tan solo 17 años y originario de Barcelona, comenta sobre la extraordinaria experiencia de ser reconocido por su nombre en lugar de ser llamado solo como piloto de KTM.
"Nunca pensé que esto sucedería. La gente no clamaba 'KTM', sino 'Valentín', y me encantó", expresa Perrone emocionado antes de su primera carrera en el Circuito Internacional Termas de Río Hondo.
Su padre, Marcelo, junto a él en la cita, ha sido fundamental en su carrera. Desde los 3 años, cuando Valentín comenzó a competir en minimotos, su familia ha apoyado su sueño de convertirse en piloto con bandera argentina, a pesar de que él nació en España y ha vivido en Europa.
Marcelo recuerda el viaje de regreso a Argentina, donde se siente en casa, después de 23 años desde su última visita al país.
Perrone ha estado esperando este momento ya que este fin de semana, las motos de alta competición estarán de vuelta en esta pista, tras su ausencia el año pasado por la pandemia.
El joven piloto ha conocido el trazado a través de videojuegos, y aunque se ha preparado hace tiempo para su debut, admite que la realidad de la pista es muy diferente: "Cuando di la primera vuelta en el circuito, sentí que estaba aquí mil veces antes"
La experiencia no ha sido fácil para él, quien ha tenido que adaptarse rápidamente a la velocidad y exigencias de la categoría Moto3, donde las motos alcanzan velocidades cercanas a los 250 km/h.
"El aprendizaje suele ser complicado porque, aunque años de simulación en videojuegos te dan una idea, la competencia real es brutal", continúa Perrone.
Valentín subraya que la competitividad es feroz. A menudo se encuentra compitiendo contra pilotos que llevan años de experiencia en la Moto3, lo que marca una clara desventaja. "Hay chicos que han estado con esta moto durante seis años, mientras que yo soy nuevo y nunca había probado una Moto3", aclara con franqueza.
La fortuna le sonrió al ser seleccionado para un equipo de prestigio como Tech 3 Racing, donde su confianza ha crecido gracias a un contrato por dos años, un lujo en el mundo del motociclismo.
Pese a su corta trayectoria, ha logrado destacarse, llegando a obtener un tercer puesto en la Red Bull Rookies Cup, lo que le abrió las puertas al campeonato mundial.
El apoyo de su familia ha sido crucial, así como su trabajo con un entrenador de pista y un coach mental, que han estado a su lado desde los 13 años.
Esto, según su padre, ha sido determinante para crear una estructura sólida para su carrera, permitiéndole aprender más allá de la competencia. "Valentín siempre está buscando maneras de mejorar, y aunque a veces lo difícil es ver resultados inmediatos, sabemos que su trayectoria está en ascenso", comenta su coach.
Además, Perrone no solo se siente agradecido por el espacio que le brindan como competidor, sino también por el apoyo que ha recibido del equipo a pesar de estar en las últimas posiciones.
"Sé que estoy entre los últimos, pero aún así me aplauden en los entrenamientos. Eso es un gran impulso para seguir adelante"
A medida que se enfrentaba a otros competidores, expresó que el desafío de manejar con presión mental es igual de importante que la habilidad física en la moto.
"A veces es complicado lidiar con la frustración y sentir que aún no estoy donde quiero estar; pero entendiendo eso, me motiva a seguir aprendiendo y progresando, aunque no siempre esté reflejado en los resultados"
Con una mezcla de ansiedad y emoción, Valentín Perrone espera hacer su marca en el Mundial de Motociclismo, y aunque el camino se muestra repleto de retos, su pasión y dedicación aseguran que está preparado para competir al más alto nivel.