El entrenador de la selección argentina reflexiona sobre su experiencia tras la victoria en el Maracaná y sus momentos de duda.

El recorrido de Lionel Scaloni al frente de la selección argentina ha estado marcado por momentos que quedarán en la memoria colectiva de los hinchas.

Si bien sus logros más destacados incluyen cuatro títulos importantes, los aficionados también añoran con especial afecto la victoria en el Maracaná, donde su equipo logró frenar el famoso invicto de Brasil en las Eliminatorias para el Mundial.

Este triunfo, que fue sellado con un gol de Nicolás Otamendi, fue un hito en la historia del fútbol argentino.

Sin embargo, ese memorable encuentro quedó ensombrecido por la incertidumbre que Scaloni expresó en relación a su futuro como director técnico del equipo.

En una charla reciente con Alejandro Fantino, Scaloni recordó aquel momento crítico: "La gente cercana a mí me apoyó y cuando tengo algo en mente, lo comparto.

Estuve a punto de irme porque no me encontraba bien en ese instante.

Dije lo que pensaba, pedí un tiempo y ellos me dieron su apoyo, que coincidía con mis sentimientos.

Al final decidí continuar y trabajar para recuperar las energías que había perdido", manifestó.

A pesar de la gloria alcanzada, Scaloni confesó que el triunfo en Río de Janeiro le generó inseguridades y temores previamente desconocidos.

“No estaba bien conmigo mismo, necesitaba reflexionar.

La carga emocional de haber logrado lo que logré fue inmensa”, afirmó. "Uno puede pensar que ha logrado lo imposible, pero la gente sigue exigiendo más", agregó, subrayando que el detenerse a pensar no siempre conduce a soluciones claras en el ámbito personal y profesional.

En su papel como entrenador, Scaloni reflexionó sobre la complejidad que implica dirigir una selección nacional, comparado con el manejo de un club.

A diferencia de lo que ocurre en un equipo de fútbol profesional donde el proceso de entrenamiento es continuo, en la selección el tiempo con los jugadores es escaso y, muchas veces, las decisiones deben tomarse en un contexto de alta presión.

"No me levanto todos los días pensando en que soy campeón del mundo; trato de no recordarlo para no perturbar mi descanso.

Ni siquiera sé dónde dejé mi medalla", concluyó el técnico que llevó a Argentina a lo más alto.

En otro segmento de la conversación, Fantino cuestionó a Scaloni sobre la situación actual del país.

Scaloni, directo y claro, expresó su deseo como argentino por el bienestar de su nación.

"Como cualquier argentino, quiero que al país le vaya bien.

Eso sería lo ideal.

No hay nadie que pueda decir lo contrario.

Veo lo que sucede en mi zona, que es el campo, y es esencial que Argentina esté bien.

Hay potencial para alcanzar grandes cosas". Esta respuesta fue interpretada por muchos como un guiño a las dinámicas políticas actuales en Argentina.

Finalmente, Fantino, reconocido aficionado de Boca Juniors, intentó persuadir a Scaloni para que considere dirigir al club en el futuro.

Scaloni respondió, bromeando: "El día que quiera dirigir y no esté en la Selección, estaré abierto a cualquier club.

Me asocian solo con Boca... mis hijos son de River". Así se adentra más en la compleja y enriquecedora experiencia que ha sido su etapa como seleccionador de Argentina.