La animosidad hacia Argentina en los Juegos Olímpicos de París ha sorprendido a muchos y plantea preguntas sobre el origen de esta tensión.

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Los Juegos Olímpicos han sido conocidos por seguir un código implícito: si los aficionados no tienen nada positivo que aportar, es mejor que guarden silencio.

Esta norma fue enfatizada en su día por Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, quien declaró que abuchear a los atletas que han dedicado años a perfeccionar sus habilidades es inaceptable.

Sin embargo, en el contexto de los Juegos Olímpicos de París, es evidente que existe una excepción notable para aquellos que visten los colores de la selección argentina.

Desde el inicio de la competición en la capital francesa, los atletas argentinos han sido objeto de silbidos y abucheos en diversas disciplinas.

En un partido de fútbol masculino ocurrido en Marsella, el equipo argentino enfrentó una dura hostilidad por parte del público.

Posteriormente, durante la competencia de rugby 7 en el Estadio de Francia, la situación no mejoró; los jugadores argentinos fueron abucheados cada vez que se acercaban al balón.

Incluso, su himno nacional fue recibido con ruidos de desaprobación en su debut en el torneo de voleibol masculino, realizado en el South Paris Arena.

Este ambiente hostil ha dejado atónitos a muchos atletas rivales.

Nicholas Malouf, un jugador australiano de rugby 7, confesó no entender el trasfondo de esta rivalidad, mientras que Antony Mboya, un competidor keniano, especuló que el público local podría estar apoyando a quienes consideran 'el rival más débil'. Sin embargo, la animosidad entre Francia y Argentina es más compleja.

Jules Briand, un aficionado francés, admitió que se ha desarrollado una auténtica rivalidad en este contexto.

A pesar de que Francia y Argentina no tienen un historial de enemistades en el fútbol o rugby, lo que contrasta con sus antiguas disputas con Brasil, Alemania e Inglaterra, la interpretación argentina de esta tensión es clara: el resentimiento de Francia proviene de su derrota en la final de la Copa del Mundo 2022. Marcos Moneta, un jugador argentino, planteó la cuestión de si los franceses estaban 'heridos' por la victoria de Lionel Messi y su equipo.


El entrenador argentino, Santiago Gómez Cora, señaló que la rivalidad es simplemente parte del folklore del fútbol que ha trascendido hacia el rugby, sugiriendo que la animosidad podría ser resultado de un mezcla de sentimientos.

La percepción de muchos franceses agrega otra dimensión al conflicto, aludiendo a canciones despectivas entonadas por los argentinos tras ganar la Copa América de fútbol, que provocaron un notable revuelo en redes sociales y llevaron a las autoridades del fútbol francés a presentar denuncias por comentarios discriminatorios.

Los políticos argentinos han respondido a esta situación con defensas enérgicas; la vicepresidenta Victoria Villarruel subrayó la incongruencia de que Francia critique la postura de Argentina dadas sus propias raíces colonialistas.

A pesar de todo, el presidente argentino, Javier Milei, ha intentado mantener una distancia con respecto a la controversia, programando reuniones con líderes franceses durante su visita a París.

Luis Luciano De Cecco, capitán del equipo argentino de voleibol, ofreció una perspectiva equilibrada, afirmando que los abucheos son parte del juego y que se siente complacido por la atención, ya sea a favor o en contra.

Por su parte, Gómez Cora comentó que preferiría tener un público comprometido, sin importar si su apoyo es positivo o negativo.

Este fenómeno, aunque tenso, parece tener un matiz teatral; algunos fanáticos reconocen que, en última instancia, el desdén hacia los argentinos no es ‘odio real’.

En resumen, la rivalidad entre Argentina y Francia en los Juegos Olímpicos de París ha traído consigo una serie de reacciones y actuaciones que, aunque controversiales, son parte de la complejidad de la competencia deportiva a nivel internacional.

Con eventos históricos que incluyen la famosa final de 2022, esta nueva etapa de anfitrionía y rivalidad suma una nueva capa a lo que ha sido una rica historia en el mundo del deporte.