La atleta afgana Manizah Talash fue descalificada en los Juegos Olímpicos tras mostrar un mensaje por la libertad de las mujeres en Afganistán. Su historia resalta la lucha de las mujeres en un contexto difícil.

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Existen relatos en los Juegos Olímpicos que son tan inesperados que podrían parecer ficción si no se vivieran en la realidad.

Un claro ejemplo de ello es la situación de Manizah Talash, una joven atleta afgana que el pasado viernes fue descalificada por integrar una capa con el mensaje: “Liberen a las mujeres afganas”, antes de participar en una prueba.

Comprender el contexto detrás de este incidente es crucial para apreciar su impacto.

Talash, de 21 años, se ha convertido en una voz del sufrimiento de muchas mujeres afganas.

Radicada en Madrid como refugiada, escapó de su país cuando el régimen talibán tomó el control y aplicó leyes que relegan a las mujeres a la invisibilidad en la sociedad.

En una conferencia de prensa celebrada en la capital española en junio, Talash expresó su deseo de ser un portavoz de las mujeres afganas que no tienen la oportunidad de contar sus historias.

“Las chicas que ahora están en Afganistán no pueden hacer nada, no pueden estudiar, ni salir de casa, ni mucho menos dedicarse al deporte”, afirmaba ella, mostrando su compromiso con la causa.

Manizah forma parte del Equipo Olímpico de Refugiados que compite desde los Juegos de Río 2016, donde el Comité Olímpico Internacional busca dar visibilidad a los atletas que han tenido que huir de sus países por conflictos.

En los Juegos de París de 2024, se espera que participen atletas refugiados en 12 disciplinas distintas.

Lo que ocurrió en la Plaza de la Concordia durante su duelo de clasificación preolímpica contra su rival de Países Bajos marcó un hito significativo.


Al salir a la arena con su capa azul, el mensaje de libertad resonó en un entorno donde las injusticias se ocultan tras las reglas oficiales.

La inmediata descalificación de Talash tras mostrar su mensaje de protesta subraya la hipocresía del Comité Olímpico Internacional, que intenta separar el deporte de la política, a pesar de que estos dos ámbitos están profundamente interconectados.

La Carta Olímpica establece en su Regla 50 que no se permite ningún tipo de manifestación política o religiosa en las instalaciones olímpicas, lo que genera polémica ante situaciones que requieren visibilidad y acción.

A pesar de las sanciones que enfrenta, Talash logró su objetivo principal: resaltar la difícil situación de las mujeres en Afganistán en un escenario mundial.

“Quería que la gente entendiera lo que es posible cuando uno lucha”, declaró la atleta, reconociendo que su acto, aunque descalificatorio, fue un mensaje poderoso que fue transmitido en vivo.

La valentía de Manizah Talash no solo representa a una atleta, sino a millones de voces que claman por libertad y derechos en un contexto sumamente adverso.

A pesar de las barreras, su mensaje persiste, recordando a todos que la lucha por la equidad y la dignidad humana debe continuar, incluso en espacios tradicionalmente apolíticos.