Tras una derrota contundente, Las Leonas se preparan para enfrentar a Bélgica o China en la lucha por el tercer puesto en los Juegos Olímpicos.

El Estadio Yves-du-Manoir vibró con el color naranja de la afición, que se apoderó de las gradas, pero al final, el eco de los aplausos resonó en la derrota de Las Leonas, quienes enfrentaron a su rival histórico, Países Bajos, en un encuentro que terminó 3-0. El equipo dirigido por Fernando Ferrara ahora se prepara para la lucha por la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde se medirán contra el perdedor de la otra semifinal entre Bélgica y China.

Argentina había terminado en la segunda posición del grupo B, lo que les llevó a este importante enfrentamiento, considerado por muchos como una final anticipada.

Enfrentar a un adversario de la talla de Países Bajos, históricamente reconocido como el mejor en el mundo del hockey femenino, siempre representa un gran desafío.

A pesar de un planteamiento cauteloso y bien pensado, sumado a una notable concentración defensiva de las jugadoras argentinas, las Leonas no lograron evitar la derrota.

El primer tiempo se destacó por la lucha y el esfuerzo de Argentina, que logró mantener su arco en cero hasta el último momento de la primera mitad.

Sin embargo, la imposibilidad de lograr una presión ofensiva efectiva se hizo evidente, ya que Argentina no consiguió ingresar al semicírculo rival ni obtener un córner corto durante esos 30 minutos.

En contraste, los Países Bajos se mostraron implacables y eficaces, generando múltiples situaciones de peligro que culminaron en goles.

Dos goles rápidos a los 6 y 11 minutos del primer tiempo dejaron a las Leonas en una situación complicada.

El primero de estos fue obra de Luna Fokke, quien recibió un pase largo que le permitió encarar a la arquera argentina Cristina Cosentino.

El segundo llegó tras un remate peligroso que Laura Nunnink logró desviar directamente dentro de la portería.

Las argentinas, aunque concentradas en su defensa, no pudieron evitar sentir la presión del ataque constante de sus oponentes.

A medida que avanzaba el partido, la intensidad del juego aumentó y el sudor y la sangre se hicieron presentes en la cancha.

Una situación preocupante se dio cuando la jugadora neerlandesa Joosje Burg fue atendida tras recibir un duro golpe en el rostro.

No obstante, el juego retomó su curso y el predominio de Países Bajos se hizo cada vez más evidente.

Las Leonas, con una defensa sólida, no encontraban la manera de acercarse al arco rival.

En el tercer cuarto, los Países Bajos aprovecharon los espacios dejados por Argentina y anotaron un tercer gol a los cinco minutos, gracias a un magnífico remate de Jansen tras un córner corto.

A pesar del marcador adverso, Argentina no se rindió y generó algunas jugadas de riesgo a través de la joven Zoe Díaz y la goleadora Agustina Gorzelany, quien se mostró muy afectada tras el partido.

En el círculo de calentamiento, el mensaje de su entrenador fue claro: "paciencia", priorizando el futuro del equipo.

Al final, el pitido final dejó en el rostro de las jugadoras lágrimas y frustración, pero también la promesa de que en el camino hacia la victoria, hay aprendizaje y crecimiento.

La capitana, Rocío Sánchez Moccia, encapsuló el sentimiento del equipo cuando dijo: "Llegar a una semifinal olímpica no es fácil, y tampoco lo es enfrentar al mejor equipo del mundo".