El uso de métricas y tecnología está transformando la manera en que los clubes toman decisiones sobre fichajes y rendimiento de los jugadores.

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En la actualidad, el fútbol se encuentra en una encrucijada donde los datos han tomado un papel protagónico en la gestión deportiva. Cada vez más, se emplean herramientas que permiten recolectar información precisa sobre el rendimiento de los jugadores. Esto incluye desde estadísticas sobre los goles y asistencias, hasta datos más complejos como mapas de calor, recuperación cardíaca, y niveles de fatiga muscular, gracias a la tecnología de GPS que los futbolistas usan durante los partidos.

Un ejemplo representativo de este fenómeno se remonta a cuando el Brighton, de la Premier League, estaba interesado en llevarse a Alexis Mac Allister desde Argentina.

Cristian Malaspina, presidente de Argentinos Juniors, se dio cuenta de que la venta estaba en riesgo cuando los ingleses solicitaron el análisis de las métricas del mediocampista.

Aunque Mac Allister cumplía con los requisitos tácticos, sus datos no alcanzaban las expectativas del equipo europeo en cuanto a kilómetros recorridos.

Finalmente, tuvo que pasar por Boca Juniors para mejorar sus números antes de dar el salto a Europa en 2020, donde se ha consolidado como figura en Liverpool y la Selección Argentina.

Nicolas Evans, responsable de investigación y estándares de fútbol en FIFA, afirmó que "los datos son el petróleo del fútbol". Pero, ¿de dónde provienen estas cifras? Son generadas por dispositivos GPS que recopilan información en tiempo real, interpretada por un equipo técnico especializado.

En los partidos de Primera División, cada jugador lleva un chaleco con un dispositivo que cuesta entre 200 y 1.000 euros, recopilando una gran cantidad de datos que permiten hacer un análisis detallado del rendimiento.

Sin embargo, el uso de GPS está en evolución. Ahora, la tendencia es hacia el seguimiento óptico mediante cámaras que observan el juego desde arriba, además de los sistemas de localización que reducen el margen de error en el seguimiento de los jugadores.

Aún quedan interrogantes sobre la propiedad de estos datos entre los jugadores y los clubes, aunque FIFPRO, el sindicato mundial de futbolistas, ha abogado por derechos relacionados con la privacidad de la información.

El impacto de las métricas también se ha sentido en los equipos más modestos. En Argentina, clubes de ligas infantiles ya están comenzando a adoptarlas para mejorar el rendimiento de sus plantillas. Tal es el caso de algunas instituciones en Misiones, que destacan cómo la recopilación de datos ha mejorado su desempeño en comparación con clubes de categorías más altas.

El uso de métricas se ha vuelto esencial en el mercado de pases. Mientras que clubes como Boca y River manejan presupuestos significativos, otros equipos cuentan con ingenio y análisis de datos para hacer selecciones informadas.

La capacidad para interpretar los datos del GPS se ha vuelto crítica para potenciar las decisiones de fichaje. Existen, no obstante, entrenadores que siguen siendo reacios a la tecnología, defendiendo un enfoque más tradicional en la evaluación del cansancio de sus jugadores.

La interpretación de los datos ha cambiado drásticamente cómo los clubes abordan la contratación. No se trata solo de talento, sino que el rendimiento registrado puede determinar el futuro de un futbolista. Equipos como Platense han comenzado a usar estos análisis para orientar sus decisiones de fichaje, buscando jugadores con picos de rendimiento e intentando recuperarlos, una estrategia que ha demostrado ser eficaz.

Así, la incorporación de tecnología y métricas en el fútbol moderno, aunque controvertida, está redefiniendo la forma en que se concibe el deporte, impactando tanto en las decisiones de compra como en el desarrollo de los jugadores.

De esta manera, el fútbol no solo se mide en goles y asistencias, sino también en una compleja red de datos que podrían transformar el futuro del juego.